21
de julio de 2012
Managua, Nicaragua
| elnuevodiario.com.ni
Rubén Darío antisocialista
Manuel
Aragón Buitrago | Opinión
Oigamos como se
expresa Darío del pueblo trabajador en su libelo “DINAMITA”:
“Socialistas,
anarquistas, comunistas, todos son unos. El empleo de mayor o menor cantidad de
agua y jabón es lo único que los distingue. Terribles zíngaros, que hablando la
misma jerga exaltada se comprenden en todos los lugares. Y el come-ricos de
Hamburgo o de Barcelona siente como si fuese en su propio pescuezo la soga que
ahorca al anarquista de Chicago.
Si mis lectores
han visto un congreso socialista ¿no se han fijado en la expresión fisonómica
de cada uno de los ejemplares? Abundan los ojos torvos, las grandes mandíbulas,
los rasgos marcadamente zoológicos, las señales de los apetitos, los gestos
codiciosos. Viendo pasar los cortejos a favor de las reivindicaciones sociales,
el pensador no puede dejar de sentirse entristecido de la poca inteligencia que
reflejan todas las fisonomías.
Las fases
testarudas y abobadas, limitadas, forman a menudo la mayoría. Creen,
seguramente, que por obra de la democracia que da la fuerza a la mayoría, que
siendo el número son la fuerza, olvidando que la fuerza está en la
inteligencia. La princesa cuyo perfil se grabará en los escudos con el oro de
las coronas derribadas, se llama Democracia. Y es esta la divinidad que
convertida en Gorgona ha atizado por todas partes las hogueras. La divisa de
las barrigas plebeyas es esta: “¡Todo por el faisán!”.
Podría, para
refutar las deyecciones etílicas del Príncipe, citar el concepto que del pueblo
tienen escritores serios como Aristóteles y José Ortega y Gasset, pero por
motivos de espacio solamente citaré a uno. Escuchemos a Máximo Gorki: “El
pueblo no es solo la fuerza creadora de todos los valores materiales. Es
también la única e inagotable fuerza de los valores espirituales, el primer
filósofo y poeta por el tiempo, la belleza y la genialidad de la creación, el
autor de todos los grandes poemas, de todas las tragedias de la tierra, y de la
más grande de ellas: la historia de la cultura universal”.
Si Darío escribió
su “¿Por qué?”, leído el día de la conferencia por el ayudante del doctor
Arellano, y en el cual preconiza lo que él llamó “la venganza de los
oprimidos”, se debió a su patológica ambivalencia que trae a la memoria “El
retrato de Dorian Gray”, de Oscar Wilde, “El extraño caso del Dr. Jekyll y del
Sr. Hyde” de Robert Stevenson, y “El perro del hortelano”, de Lope de Vega.
El caso de Darío,
doloroso es admitirlo, pero no podemos escapar a la realidad, es un caso de
desdoblamiento, o sea de doble personalidad. ¿Qué dirán ahora de Darío mis
hermanos trabajadores que tan alegres y aguerridos desfilan los primero de mayo
como lo hice yo en mi juventud? ¿Qué dirá nuestro gobierno socialista,
cristiano y solidario?
Doctor Arellano,
dice Nietzche que un dialéctico tiene en sus manos un arma con la que puede
hacer el papel de tirano, y yo, soy un dialéctico. Viejo en verdad estoy, pero
con buena lengua y juvenil corazón, como dijera Esquilo.
* Escritor
autodidacta
Teléfono:
2268-9093
Celular: 8879-2294
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