jueves, 8 de octubre de 2015

La literatura y las artes tienen sus leyes.




6 de octubre de 2012
Managua, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni




La literatura y las artes tienen sus leyes
Manuel Aragón Buitrago | Opinión


Según Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu (1689 – 1755), autor de “El Espíritu de las Leyes”, todas las cosas tienen sus leyes: “El mundo material –dice– tiene sus leyes, los animales tienen sus leyes, el hombre tiene sus leyes”. A lo que podemos agregar que, la literatura y la poesía tienen sus leyes. La ética, la estética y la dianoética, son sus leyes.

Dice Aristóteles: “La ética es la descripción de los comportamientos y de las consecuencias morales que se derivan de ellos, es virtud moral. El sujeto ético se gobierna a sí mismo. La virtud ética no puede ser comprendida por vía del entendimiento, sino por su ejercicio. Practicando ejercicios virtuosos es como se accede a ella. Entre las desviaciones éticas pueden citarse: la incontinencia, la intemperancia, las pasiones, el desenfreno, la desvergüenza, etc. Es propio del hombre ruin incurrir siempre en acciones vergonzosas, y si la desvergüenza es cosa reprobable, también lo es cometer acciones vergonzosas. La estética es la teoría de la sensibilidad que trata de la belleza y de los sentimientos que hacen nacer lo bello en nosotros”.


Por eso, cuando Sócrates y sus amigos están formando la República utópica de Platón, dice Sócrates: “Examinaremos más adelante con Demón qué medidas expresan la bajeza, la insolencia y los demás vicios, así como las que convienen a las virtudes opuestas. El género de la dicción y el discurso expresan el carácter del alma, por consiguiente, la belleza, la armonía y la gracia del discurso, son la expresión de la bondad del alma, el carácter de un alma cuyas costumbres son verdaderamente bellas y buenas. La falta de gracia, de belleza y de armonía, es la señal ordinaria de un mal espíritu y de un mal corazón, así, las cualidades opuestas, son la imagen y la expresión de un espíritu y de un corazón bien formados. Bastará pues, que vigilemos a los poetas, precisándoles a que nos presenten en sus versos un modelo de buenas costumbres”.

Cervantes ilustra: “Si el poeta fuera casto en sus costumbres, lo será también en sus versos; la pluma es lengua del alma: cuales fueren los conceptos que en ella se engendraren, tales serán sus escritos”. Jesucristo sentenció. “De la abundancia del corazón habla la boca”. Don José Ortega y Gasset, de quien dijera Darío que “sus pensares le halagaban”, manifiesta: “Los hombres del decir, del logos, han usado de él sin respeto ni precauciones, sin darse cuenta que la palabra es un sacramento de muy delicada administración”. Aristóteles instruye: “La dianoética es considerada virtud intelectual. La sabiduría, la inteligencia y la prudencia son dianoéticas”.

Y, ¿qué es virtud? Responde Sócrates: “La verdadera virtud es la purificación de toda clase de pasiones, la virtud no es verdadera más que unida a la sabiduría, independiente de las voluptuosidades y de todas las demás pasiones”. ¿Fue Darío virtuoso?
Las reglas citadas fueron frecuentemente violadas por Darío. Sentenciaba Unamuno: “Podemos tener un gran talento, lo que llamamos un gran talento, y ser un estúpido del sentimiento y hasta un imbécil moral. Un escritor no puede serlo muy grande teniendo defectos morales y hasta muy graves”.

Combatirme con encono fundamentalista, sin razonar, equivale a combatir a las autoridades citadas, es decir, navegar a barlovento de la razón. Acota Aristóteles: “La pasión no puede ser persuadida por la razón, ya que no se ha instaurado en el alma humana como consecuencia de la razón”. Proclama Moliére: “Los enamorados aman hasta los defectos del ser de su elección”. Pero la ignorancia en maridaje con la pasión, jamás podrá vencer al binomio ilustración-razón.

* Escritor autodidacta

Tel. 2268-9093

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