6 de octubre de 2012
Managua, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni
La literatura y las artes tienen sus leyes
Manuel
Aragón Buitrago | Opinión
Según Charles
Louis de Secondat, Barón de Montesquieu (1689 – 1755), autor de “El Espíritu de
las Leyes”, todas las cosas tienen sus leyes: “El mundo material –dice– tiene
sus leyes, los animales tienen sus leyes, el hombre tiene sus leyes”. A lo que
podemos agregar que, la literatura y la poesía tienen sus leyes. La ética, la
estética y la dianoética, son sus leyes.
Dice Aristóteles:
“La ética es la descripción de los comportamientos y de las consecuencias
morales que se derivan de ellos, es virtud moral. El sujeto ético se gobierna a
sí mismo. La virtud ética no puede ser comprendida por vía del entendimiento,
sino por su ejercicio. Practicando ejercicios virtuosos es como se accede a
ella. Entre las desviaciones éticas pueden citarse: la incontinencia, la
intemperancia, las pasiones, el desenfreno, la desvergüenza, etc. Es propio del
hombre ruin incurrir siempre en acciones vergonzosas, y si la desvergüenza es
cosa reprobable, también lo es cometer acciones vergonzosas. La estética es la
teoría de la sensibilidad que trata de la belleza y de los sentimientos que
hacen nacer lo bello en nosotros”.
Por eso, cuando
Sócrates y sus amigos están formando la República utópica de Platón, dice
Sócrates: “Examinaremos más adelante con Demón qué medidas expresan la bajeza,
la insolencia y los demás vicios, así como las que convienen a las virtudes
opuestas. El género de la dicción y el discurso expresan el carácter del alma,
por consiguiente, la belleza, la armonía y la gracia del discurso, son la
expresión de la bondad del alma, el carácter de un alma cuyas costumbres son
verdaderamente bellas y buenas. La falta de gracia, de belleza y de armonía, es
la señal ordinaria de un mal espíritu y de un mal corazón, así, las cualidades
opuestas, son la imagen y la expresión de un espíritu y de un corazón bien
formados. Bastará pues, que vigilemos a los poetas, precisándoles a que nos presenten
en sus versos un modelo de buenas costumbres”.
Cervantes ilustra:
“Si el poeta fuera casto en sus costumbres, lo será también en sus versos; la
pluma es lengua del alma: cuales fueren los conceptos que en ella se
engendraren, tales serán sus escritos”. Jesucristo sentenció. “De la abundancia
del corazón habla la boca”. Don José Ortega y Gasset, de quien dijera Darío que
“sus pensares le halagaban”, manifiesta: “Los hombres del decir, del logos, han
usado de él sin respeto ni precauciones, sin darse cuenta que la palabra es un
sacramento de muy delicada administración”. Aristóteles instruye: “La
dianoética es considerada virtud intelectual. La sabiduría, la inteligencia y
la prudencia son dianoéticas”.
Y, ¿qué es virtud?
Responde Sócrates: “La verdadera virtud es la purificación de toda clase de
pasiones, la virtud no es verdadera más que unida a la sabiduría, independiente
de las voluptuosidades y de todas las demás pasiones”. ¿Fue Darío virtuoso?
Las reglas citadas
fueron frecuentemente violadas por Darío. Sentenciaba Unamuno: “Podemos tener
un gran talento, lo que llamamos un gran talento, y ser un estúpido del
sentimiento y hasta un imbécil moral. Un escritor no puede serlo muy grande
teniendo defectos morales y hasta muy graves”.
Combatirme con
encono fundamentalista, sin razonar, equivale a combatir a las autoridades
citadas, es decir, navegar a barlovento de la razón. Acota Aristóteles: “La
pasión no puede ser persuadida por la razón, ya que no se ha instaurado en el
alma humana como consecuencia de la razón”. Proclama Moliére: “Los enamorados
aman hasta los defectos del ser de su elección”. Pero la ignorancia en maridaje
con la pasión, jamás podrá vencer al binomio ilustración-razón.
* Escritor
autodidacta
Tel. 2268-9093
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