¿FOLCLOR? ¡NO!, FOLCLORISMO
MANUEL ARAGON
BUITRAGO
“Folclor - nos dice Don Alberto Vogl -, es el
conjunto de manifestaciones culturales de un pueblo, ubicadas regionalmente y
anónimas en cuanto a su origen. Se manifiesta en el modo de vestir, de hablar,
y en las artes que se cultivan”. Un autor anónimo nos aclara: “El folclor o
ciencia del pueblo, según su definición etimológica, es el tesoro cultural más
grande que puede tener un pueblo, pero el “folclorismo”,
es esa actitud irresponsable y facilista que nos hace delegar nuestras
responsabilidades al azar y a la buena fortuna con una alta dosis de
inconciencia”.
Tomo prestadas una palabras a Don Enrique Guzmán y
expreso: “Los folcloristas se ríen de la historia con la que nunca han tenido
amistad, y pasan sobre la pobre Clío (Musa de la Historia) sin respeto ninguno,
y presentando a la turba ignorante, que traga mentiras gordas como tragar
buñuelos, las cosas en forma diferente de cómo sucedieron”.
“Latinoamérica ha sido condenada a la amnesia…
América aún se ignora así misma”, clama Eduardo Galeano.
Del libro del argentino Alberto Mottesi, “América
500 años después”, que él califica “Un análisis de las raíces invisibles del
alma americana, desgarrando el velo del autoengaño que ha impedido durante
cinco siglos el progreso y la felicidad de Hispanoamérica”, tomo los traumatizantes
datos de la realidad que vivieron nuestras mujeres indígenas durante la
colonia, datos que quizá interesen a las organizaciones existentes hoy en
defensa de la mujer. Escuchemos de Mottesi su impresionante relato de “El
mestizaje de las Indias”: “Dios es el único que sabe los nombres de los
primeros padres de la nueva raza americana. Sólo Él sabe en qué playa del
Caribe comenzó el mestizaje de las Indias, pero dada la abrumadora desigualdad
de la pareja, en poder, lenguaje, civilización y costumbres, hay poca esperanza
de que haya sido una unión digna de tal nombre”. La unión entre los españoles y
las indígenas ocurrió desde el primer momento de la conquista. En las Indias,
toda la relación entre los españoles y las indígenas fue de subyugación y
dominio, la mujer indígena se convirtió en objeto de doble opresión, por ser
mujer, y por ser indígena. La disponibilidad de bellas mujeres indígenas,
rebasó la virtud, pudor o temor de Dios de la mayoría de los españoles. La
sexualidad indígena ejerció un atractivo fuerte en la psique europea,
abriéndole la imagen de una actividad sexual libre y sin controles, las mujeres
de América fueron parte del botín de los conquistadores.
No conozco – dice Mottesi -, un mejor tratado de
la conquista sexual de las Indias que el libro de mi compatriota Alberto Salas
“Crónica florida del mestizaje de las Indias”, como fuente bien documentada de
la amplitud y generalización de esta corrupción por toda América, no me es
posible decirlo mejor que él: “Las varias indias junto al lecho del español
constituyeron una de las compensaciones que se tomaron, así surgió una
poligamia desenfrenada que pobló los ranchos y los bohíos, dando origen al
hogar americano acimarronado y fecundo. En algunas regiones los conquistadores
recibieron indias como ofrenda o agasajo al huésped, o las compraban por
baratijas. Así podemos decir, que algunas fueron arrebatadas, raptadas o azotadas,
como las de Cempoala, Tlaxcala o el Paraguay, o aprisionadas por cualquier
español después de la lucha y agregadas a su servicio. En muchas ocasiones,
simplemente se trataba de un campamento u ocupación de un poblado indígena
mientras se penetraba la tierra y se la sometía. Se asaltaban los pueblos, se
tomaban las indias más jóvenes y hermosas, y cuando la mesnada ávida, violenta
y ejecutiva proseguía la marcha, quedaba bullendo en el vientre de aquellas
indias la simiente de los hijos mestizos”.
Queda pues, plenamente esclarecido, que nuestras
inditas no andaban bien vestidas, peinadas y pintadas bailando. Se dice que hasta
se declararon en huelga de úteros para no seguir pariendo esclavos. Nuestro
folclor es un burdo sainete ofensivo a la verdad histórica.
Si México tuvo su Malinche, nosotros también,
escuchemos el lenguaje paralógico de nuestro eminente educador Enrique Peña
Hernández: “Y es que con el advenimiento del español a nuestros lares se forjó
lo más noble y sublime: la nueva raza, la raza indohispana, el supremo
mestizaje, fruto de la pasión y el amor del valiente español y la bizarra y
fecunda india, que se hicieron palpitante himno bajo la inmensa poesía de las
agrestes selvas, al arrullo de las aves y murmurio de los ríos”.
Escritor y poeta.
Telf. 22689093
27.10.15
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