UN
REQUIEM PARA LA FILOSOFIA
Manuel
Aragón Buitrago
Cuando
la norteamericana Paddy Lane, de Coyote Trail, Alaska, me regaló una biografía
del escultor francés Augusto Rodin, con dedicatoria calificándome de filósofo,
me ruboricé. Después, la profesora Aura Violeta Aldana Saraccine me obsequió su
magnífica obra “Introducción a la filosofía”. “La filosofía – dice ella-, es
una actividad humana inherente a hombres y mujeres. Representa esa parte de la
actividad humana que aspira a la constante búsqueda del conocimiento infinito”.
“Los montes crían letrados, y las cabañas de los pastores encierran filósofos”,
afirma Cervantes. Estos fueron peldaños que me convencieron que para ser
filósofo, no es necesario ser un Aristóteles. Si filosofía, etimológicamente significa
“amante de la sabiduría”, todo aquel que ame a esa ilustre señora, es un
filósofo.
“La
filosofía-dice Nietzsche-, es el arte de la transfiguración”, pero si el arte
es la manifestación de lo bello, no todo ser humano anhela la transfiguración.
“Hay almas sombras sin anhelo”, confiesa Darío. Émulos de Sancho Panza, “de la
cuna a la mortaja” pasan por la vida sin cambiar.
Filósofos
subversivos fueron los artífices de la revolución francesa y rusa. Los hay
anodinos, insípidos “con una lengua sin luz ni temperatura, sin calor del
alma”, califica Ortega y Gasset. Los filósofos primigenios son una especie
extinguida, pero nos dejaron su precioso legado. Fueron firmes soportes de la
humanidad en sus luchas contra sus opresores.
La
filosofía nació en Oriente hace tres mil años, y en su peregrinar triunfante por
continentales ámbitos, llegó a Occidente reciclada en Grecia. En todas partes
fue bien acogida, hasta su arribo a Nicaragua, donde a finales de los años 90,
fue defenestrada como materia indeseable de las universidades. Crimen de lesa
cultura, fue admitido sin que los mercaderes de la educación protestasen, doblaron
la cerviz mansamente y callaron. La educación en Nicaragua, comienza a
degenerar cuando se suprimieron la urbanidad, moral y cívica, con la
expurgación de la filosofía se le asestó la última estocada mortal haciéndonos
retroceder a las cavernas. “Dondequiera
que la educación ha sido desatendida, el Estado ha recibido un golpe
funesto”, señala Aristóteles.
“El
gobierno forma la moral de los pueblos-indica Bolívar-, los encamina a la
grandeza y a la prosperidad. ¿Por qué? Porque teniendo a su cargo los elementos
de la sociedad, establece la educación pública y la dirige. La nación será
sabia y virtuosa, si los principios de su educación son sabios y virtuosos;
ella será imbécil, supersticiosa, afeminada, y fanática, si se le cría en la
escuela de estos errores. Por esto es que las sociedades ilustradas, (oígase
bien, “ilustradas”), han puesto siempre la educación entre las bases de sus instituciones
políticas. Las naciones marchan hacia el
término de su grandeza, con el mismo paso con que camina la educación. Ellas
vuelan, si esta vuela, retrogradan, si retrograda, se precipitan y hunden en la
oscuridad, si se corrompe o absolutamente se abandona”.
En
el diálogo platónico “El banquete”, cuenta Sócrates: “Entre los bárbaros es prohibida
la filosofía debido a las tiranías, ya que a los gobernantes no les conviene
que se engendren en los gobernados grandes sentimientos y sociedades sólidas”.
Por el mismo motivo, en el siglo primero de nuestra era, un decreto proscribió
de Roma a los filósofos. En Nicaragua no tenemos un gobierno tiránico, pero se está
imitando a los bárbaros si la filosofía no retorna airosa a ocupar el pedestal que ocupa en
Oxford, Cambridge, Minessota y Berkeley.
“El
hombre – asevera Nietzsche-, es algo informe, un simple material, una deforme
piedra que necesita la acción del escultor”. El único escultor capaz de
transformar la bestia en hombre, es la filosofía. “Reinar sobre hombres –
afirma Aristóteles es mejor que reinar sobre bestias salvajes”. Rousseau aduce:
“no es obligado hacer del hombre un filósofo sin antes hacer de él un hombre”.
Aristóteles
es el filósofo más citado por escritores y en universidades. Sería ideal que la
juventud leyera sus obras, sufrirían lo que el estagirita llama “una
entelequia”, un cambio, cosa imposible sin el amor por la lectura.
Gertrudis
Gómez de Avellaneda dice de la poesía: “¡Mil veces desgraciado, quien al fulgor
de tu hermosura ciego, en su alma inerte y corazón helado, no abriga un rayo de tu dulce fuego! ¿Qué es el
mundo sin ti?, templo vacío, cielos sin claridad, cadáver frío”. Lo mismo sería
la vida sin filosofía, “templo vacío, cielos sin claridad, cadáver frío”
Actualmente,
mi filósofo predilecto es Federico Nietzsche, el Doctor Alejandro Serrano Caldera
dice de él: “Jamás ha existido un pensador más radical y absolutamente
demoledor que Nietzsche”
Escritor y Poeta
Tel. 22689093
21.11.2015
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