sábado, 21 de enero de 2017

PARALOGISMOS DARIANOS


PARALOGISMOS DARIANOS
Manuel Aragón Buitrago

“Podría repetir aquí más de un concepto de las palabras laminares de Prosas Profanas. Mi respeto por la aristocracia del pensamiento siempre es el mismo. Mi antiguo aborrecimiento a la mediocridad, a la mulatez intelectual, a la chatura estética, apenas se aminora hoy con una razonada indiferencia.” Rubén Darío. Prefacio del “Cantos de vida y esperanza”. Madrid, 1905.

Extraño me es oír hablar de respeto a la aristocracia del pensamiento a quien la irrespetó acerbamente en las personas de ilustres pensadores que legaron a la humanidad, al par del ejemplo moral de su conducta, la herencia de bellos conocimientos que no dejó él. Para Darío no existía nadie sin defectos, él era el único perfecto; dios demiurgo, sin él la literatura y la poesía no existirían. Su paranoia de vulgar criticón no tiene límite. Que yo sepa, es el único de los muchos que conozco, que ha enlodado la lengua en que escribieron “Cervantes y Calderones”.

En su “razonada indiferencia” olvida que de mediocres se sirvió para sustentar sus atribiliados dicterios en contra de la raza negra y del pueblo trabajador, y que su afamado Modernismo es un producto nacido de dos lenguas romance.

En cuanto a lo de “chatura estética”, “La estética -  me dice el Larousse-; es la teoría de la sensibilidad, la ciencia que trata de la belleza y de los sentimientos que hacen nacer lo bello en nosotros”.

La sensatez me obliga a no aceptar la existencia de una estética chata. Ese gol que se lo anote Darío a sus devotos patológicos que no razonan porque no han aprendido a pensar. “El orador- dice Sócrates-;  no tendrá ventajas sobre las personas instruidas.”


10.08.16

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