RUBÉN DARÍO EPÍGONO CONFESO
Manuel Aragón Buitrago
Epígono, “el que sigue
las huellas de otro en cualquier arte “. José Ingenieros, sabio argentino,
amigo de Darío en sus días de Buenos Aires, ilustra: “seguir una escuela es la
manera infalible de no tener estilo personal. En cualquier arte, sólo puede
adquirir estilo propio quien repudia escuelas y detesta modas, pues unas y
otras tienden a imponer marcos prestados a las inclinaciones naturales “.
“El mérito principal
de mi obra, si alguno tiene, -confiesa el poeta - , es el de una gran
sinceridad el de haber puesto mi corazón al desnudo, y de haber abierto de par
en par las puertas y ventanas de mi castillo interior. ¡Ser sincero es ser potente!
“ .
Si San Agustín y
Rousseau hicieron sus confesiones, Darío nos dejó las suyas. Si he escandalizado a algunos con mis
escritos, es porque como Rubén dice: “el amor no admite cuerdas reflexiones “. Los
argumentos usados en mi crítica al poeta, los vitaliza el juglar de Margarita y
de Los Motivos del lobo. Los apologistas
del poeta están molestos porque doy a conocer un Darío secuestrado largo tiempo
por ellos.
Las confesiones de Darío
en “Historia de mis libros “, son una rotunda negación a la generalizada
afirmación de que el aedo fue genio. “ Ser genio – certifica Leopoldo Zea –
implica partir de sí mismo “.
Escuchemos a Rubén
confesando haber sido “caja de resonancia “de otros autores en un popurrí de
escuelas literarias de entonces: “Azul es un libro parnasiano. En El rey burgués creo reconocer la
influencia de Daudet ( naturalista ) ; en El Sátiro sordo , el procedimiento es
más o menos mendesiano ( parnasiano ) , pero se impone el recuerdo de Víctor
Hugo ( romántico ) , y de Flaubert ( realista ) ; en La Ninfa, los modelos son
los cuentos parisienses de Mendès ( parnasiano ) , Armand Silvestre y Mezeroi ;
en El Fardo , triunfa la entonces en auge escuela de Zolà ( el naturalismo );
en El Velo de la Reina Mab, sí , mi imaginación encontró asunto apropiado, el
deslumbramiento shakespeareano me poseyó, y realicé por primera vez el poema en
prosa ; La muerte de la emperatriz de la China, es un cuento ingenuo, con algún
eco a lo Daudet (naturalista ). Al Mejicano Díaz Mirón, lo imité en ciertos
versos agregados en ediciones posteriores de Azul “.
En la poesía, el mismo
acontecer. Oigámosle al referirse a
Prosas Profanas : “ En Era un aire suave , sigo el precepto del Arte Poético de
Verlaine ( simbolista ); en Del Campo , me ampara la sombra de Banville ( romántico
) , La Canción de Carnaval es también a lo Banville ; en El paisaje, escribí
como escuchando los violines del Rey , poseyeron mi sensibilidad Rameau y Lully
( Juan Felipe Rameau , compositor francés innovador de la ópera ; Juan Bautista
Lully, músico francés nacido en Florencia , creador de la òpera en francia ) ;
El País del sol, es formulado a la manera de los “ Lieds de France “ de Catulle
Mendès ( romántico – parnasiano ); Cosas del Cid encierra una leyenda que narra
en prosa Barbey D’Aurevilly y que, en verso he continuado “.
En
el ensayo “La formación literaria de Rubén Darío “del norteamericano Charles
Dunton Watland, su tesis al graduarse Doctor en Filosofía en la Universidad de
Minnesota, cita a Andrés González Blanco diciendo: “¡Cuánto trabajo cuesta
llegar a la originalidad! Para tener personalidad propia, le fue menester a Darío
recorrer todas las etapas de indecisión y tanteo. ¡Cuántos caminos trillados pisó
antes de encontrar su camino! ¡Cuántos materiales extraños acumuló para
construir su propia casa!” González Blanco
con Alberto Ghiraldo, editó parte de las obras de Darío.
“Me encantan – dice Darío-
los poetas que como el árbol de su floresta, dan la flor propia “, más en él no
todo fue flor propia “, esto se comprueba al comparar su Rima XI con Introducción
Sinfónica a las Rimas de Bécquer. Lo
fatal tiene también brisas becquerianas.
Los Motivos del Lobo tienen su embrión en el capítulo XX de Las
Florecillas de San Francisco.
“Darío miente al decir:
“No gusto de moldes nuevos ni viejos. Mi
verso ha nacido siempre con su cuerpo y su alma, y no le he aplicado ninguna
clase de ortopedia. Cuando afirma: “Azul
es parnasiano “, no supo lo que decía, acusativo prodromàtico de que su salud
mental no marchaba bien. Azul es el
resultado de las cohabitaciones cerebrales de Darío con diversos autores y, por
lo tanto, literariamente bastardo.
Consejo dariano: “Quien
siga servilmente mis huellas perderá su tesoro personal y, paje o esclavo, no
podrá ocultar sello o librea “, pero fue él, el más genuino transgresor de sus
preceptos.
Epicteto, esclavo- filósofo
frigio (50-120 d.n.e), aconseja: “No
hacerse valer por cosas que dependan de otros, sino de uno mismo, o renunciar a
hacerse valer “.
Don
Juan Ramón Jiménez describe así el
eclecticismo dariano: “Darío tiene rosas de la primavera de Hugo, violetas de
Bécquer y plantas de Verlaine”. (Verlén). “La humanidad amará siempre a
Rousseau por haber confesado sus pecados no a un sacerdote, sino al mundo”. Oscar Wilde. Lo mismo hizo Darío, merece respeto.
Escritor
y poeta
Tel.
2268-9093
25.01.16
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