PARALELO HISTORICO – LITERARIO MARTI Y DARIO
29 marzo de 2017
Manuel Aragón Buitrago
Titular de artículo del
Dr. Jorge Eduardo Arellano. “Artes y Letras”. El Nuevo Diario 26 de abril 2015.
Quienes conocemos
“Vidas paralelas” de Plutarco, no concebimos la existencia de paralelismo
alguno entre Martí y Darío. Un paralelismo consiste en hechos psíquicos o
psicológicos que se corresponden entre dos personas, y la distancia moral e
intelectual que los separa es planetaria.
En Nicaragua no hemos
tenido zagales intelectuales dignos de confianza. Una élite vanidosa y engreída
se ha manifestado en periódicos y revistas con sus insípidas e insustanciales
creaciones publicadas por editores tan ignorantes como ellos. Control de
calidad no existe. Para ilustrarse es necesario buscar mentores foráneos.
Las élites, calificadas
por Oscar Wilde como pandillas, han hecho mucho daño en todas partes. Immanuel
Kant las describe artísticamente: “Pronto se advierte que esta sociedad
honorable se divide en dos logias, la de los chiflados y la de los fanfarrones.
A un chiflado erudito se le llama sencillamente un pedante. Si
adopta el semblante altanero de la sabiduría, le va bien una gorra con
cascabeles. La clase de los fanfarrones se encuentra mucho más en el gran mundo.
Con ellos tiene uno mucho para reír. En esta caricatura, uno mira de reojo al
otro, y con su cabeza vacía golpea la de su hermano.”
Estos especímenes
patológicos presentados por Kant, aún los tenemos entre nosotros,
cotidianamente manchan las páginas de los diarios con sus esperpentos.
En el artículo a
comentar, Arellano comete graves desaciertos, demostrativo de su craso
desconocimiento de la vida y obra de Martí. Señalo uno de ellos: “Salomón de la
Selva dice desde los años treinta que Martí no era guerrero.” Atendamos sus
arengas bélicas. En reunión con emigrados cubanos en Steck Hall, Nueva York, 21
de enero de 1880: “Los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con
sangre. Las piedras del castillo del Morro son sobrado fuertes para que las
derritamos con lamentos, y sobrado flojas para resistir largo tiempo nuestras
balas.”
“Martí habla a la
juventud”. “Y a fe, que mientras hay que guerrear, en la guerra deben estar los
jóvenes”.
Al Director del New
York Herald. 2 de mayo de 1895: “Cuba se ha alzado en armas con el juicio del
sacrificio y la solemne determinación de la muerte”.
Al Director del The
Evening Post de Nueva York: “Solo con la vida cesará entre nosotros la batalla
por la libertad”.
Corresponsalía al
diario “La Nación” por la ejecución de los mártires de Chicago: “¿No lo decía
Desmoulins?: “Con tal de alcanzar la libertad, ¿qué importa que sea sobre
montones de cadáveres?”.
En el “Manifiesto de
Montecristo” suscrito por Martí y Máximo Gómez en República Dominicana el 25 de
marzo de 1895, se expone: “La guerra no es, en el concepto sereno de los que
hoy la representan, la determinación de un grupo equivocado, sino la
demostración solemne de la voluntad de un país harto probado en la guerra
anterior, para lanzarse a un conflicto sólo terminable con la muerte”.
Arellano cae en
contradicción al decir: “Lo azuzaron los intransigentes. Cuando se lanzó rifle
al hombro a la manigua, iba al suicidio. Lo obligaron a suicidarse”, y
discrepante: “Decidió morir en el momento que creyó oportuno y culminante. Su
muerte ya estaba contenida en la “religión del patriotismo” al que se había
consagrado durante toda su existencia”. En carta a su amigo mexicano Manuel
Mercado el 18 de mayo, día anterior a su muerte, le decía: “Ya estoy todos los
días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber, puesto que lo
entiendo y tengo ánimos con que realizarlo.”
Como ideólogo y
fundador del Partido Revolucionario, no fue objeto de uso de nadie. No recibía
órdenes, las daba y era obedecido. Su personalidad carismática como la de todo
líder, era imponente y sugestiva.
Cuando el 5 de mayo de
1895 tuvo una tormentosa entrevista con Máximo Gómez y Antonio Maceo en el
ingenio “La Mejorana” logró imponer sus criterios organizativos contra los de
Maceo. Era auténtico estratega castrense.
Creo con esto basta
para demostrar cuan equivocado anduvo Arellano en la entrevista concedida a la
periodista cubana Glenda Arcia. El rústico Sancho Panza aconseja: “Cada uno
mire cómo habla o cómo escribe de las personas, y no ponga a trochemoche lo
primero que le viene al magín”.
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