COMPLEMENTO DEL COMENTARIO A LA CHARLA DEL DOCTOR JORGE
EDUARDO ARELLANO.
MANUEL ARAGON
BUIRAGO.
Supongo en mi crasa ignorancia, que los escritores,
sobre todo cuando han adquirido renombre, deben constituirse en guía de
juventudes, como lo hicieron el ilustre maestro montevideano José Enrique Rodó
en Uruguay y José Martí en Cuba cuya preocupación fue siempre la juventud.
“Para
convertirse en guía de otros hay que empezar por ganar su respeto; nadie puede
inspirar a otro fe si no se le tiene en elevado concepto”, sentencia Voltaire.
Cuando un escritor es notoriamente proclive a
conquistar laureles para sí, el lector inteligente debe hacerlo a un lado. “El que no filosofa como debe, no será
nunca capaz de enseñar nada de nada”, nos dice el filósofo descalzo de
Atenas, Sócrates.
En su “Discurso
sobre el origen de la desigualdad entre los hombres”, apunta Juan Jacobo Rousseau: “ Es deplorable la ceguera del hombre que,
para alimentar su loco orgullo, y no sé qué vana admiración hacia sí mismo, lo
hace correr con ardor detrás de todas las miserias de que es susceptible”. Y
una de esas miserias es la vanidad de la fama.
Esta inclinación enfermiza a la consecución de la
fama; que para mí tiene rasgos
infantiles, es endémica en nuestro país.
“La individualización
superior se orienta hacia el yo, vemos como siente dentro de sí fuertes
estímulos. Esta es su situación, éste es su atadero. La inmensa mayoría de los
intelectuales pertenece a este género”, afirma Hermann Hesse en su
obra “El Lobo estepario”. Rubén
Darío fue prolijo en su autoalabanza.
Sé que mi apreciación a este respecto despertará
repulsas, puesto que la verdad engendra odios; pero si por librarnos de esos
odios vamos a callar, mejor hubiera sido nacer mudos, o que la madre naturaleza
nos hubiese privado del don de la palabra.
“La
naturaleza no hace nada en vano –certifica Aristóteles–, ella concede la
palabra al hombre exclusivamente. La palabra ha sido concedida para expresar la
alegría y el dolor, el bien y el mal, lo justo y lo injusto, y sólo el hombre
tiene esto de especial entre todos los animales”.
La palabra como don de la naturaleza, no tiene
dueño. no es patrimonio exclusivo de determinada clase social, pero es una
herramienta que hay que saber enaltecer. Hay que ejercitarla para que no se
oxide, o se nos trabe la lengua y oscurezca la razón. Es por su actividad que
nuestra razón se perfecciona. Haré, pues, uso de la palabra con la misma
libertad que suelen hacerlo los “dómine-imperator”
nuestros.
En mi comentario a la charla dada por el Dr.
Arellano en Miami, se me quedó en la memoria hablar de los Borrero de Cuba,
calificados por Darío “familia de
artistas”, e invitar al Dr. Arellano a leer de su “padre y maestro mágico”: “Letras chilenas”, “El Bogotá Intelectual”,
“La literatura en Centroamérica”, y “La novela americana en España”.
Don Ricardo Palma (1833-1919), autor de “Tradiciones
Peruanas”, quedóseme también en el olvido, lo mismo que el Dr. José Gil
Fortoul (1861-1943), escritor y novelista venezolano, autor de la “Historia Constitucional de Venezuela” en
cinco tomos editados en Berlín. La omisión de estos notables quitó lustre a mi
exposición.
Siempre al leer, lo hago con ojos de mosca, la cual
posee cuatro mil cristalinos en cada ojo, superando visualmente al hombre que sólo
dispone de uno, lo que me da mayor capacidad perceptiva.
He detectado en prominentes darianos, que en su
mente habita solamente Darío, no son cosmopolitas en las cosas del arte, y en esto
se parecen a Bartolo con su flauta, que según Don Ricardo Palma, era de un solo
hoyo, y su esposa le decía “tocá la
flauta Bartolo”, y siempre que la tocaba emitía una sola nota. Para el
dariano prominente y presumiblemente ilustrado, no existen Sor Juana Inés de la
Cruz, Omar Khayyam, Juan de Dios Peza, Juana de Ibarbourou (Juana de América), Alfonsina
Storni, Amado Nervo, Gustavo Adolfo Bécquer, su patología dariana, su
chauvinismo, no les permite disfrutar la universalidad poética. Para ellos solo
existe Darío, sus ojos no abarcan lejanías.
La flauta de ellos sólo emite notas darianas, no está acondicionada para
diversidad sinfónica, y todo lo que permanentemente discursan de su ídolo, ya suena
a disco rayado. Su índice cefálico es tan mínimo que no hay cabida en su
cerebro para otros, sólo para Darío, es debido a esta imperfección genética que
no se han enterado de la galáxica existencia de los poetas, filósofos y
taumaturgos que han honrado a nuestra América desde el rio Bravo hasta la
Patagonia, sin olvidar la América Insular. El dariano vive como la ostra en su
concha, su mundo intelectual es pequeño. De acuerdo con los estudiosos de la
filogenética, mientras el coeficiente de cefalización del hombre es de 35
grados, el de la gallina es de 0.001, quizás en esto radique el quid del
problema, el cual se lo dejo a Mendel.
EL
COMENTARIO DE MARIO FULVIO
Las observaciones del hermano Mario Fulvio Espinoza
al punto número uno de mi comentario, pueden poner los pelos de punta en
quienes estancados en la ciénaga del tiempo, creen todavía en el hombre
socialmente inferior que, cual el chandala hindú, debe con temor y temblor
encorvar su espinazo ante los de “ilustre abolengo”. Para quienes crean lo expresado por Mario Fulvio, es
una falta de respeto, son para mí los dictados de conciencia de un ente libre.
Los tiempos coloniales pertenecen al pretérito, el regreso al pasado ya no es
posible ni con la máquina del tiempo de Herbert George Wells, ello solo vive en
la mente en quienes se han parado las agujas de Cronos.
“Sí
alguien en su discurso se desinteresa de ajustarse a la verdad, es
intelectualmente un bárbaro”, dictamina sentencioso Don José Ortega y Gasset en “La rebelión de las masas”.
Es censurable el negativo proceder de los
intelectuales hispanizados que, por dedicarse a escribir tonterías que en nada
ilustran a sus lectores, nos han hecho perder nuestras raíces étnicas, porque
sus raíces no son de este país, son europeas, es por eso que, como acusó Martí, “La colonia siguió viviendo en la
república”.
El instituto de historia de Nicaragua y
Centroamérica de la UCA, está en poder de una señora de apellido Vannini cuyas
raíces étnicas son foráneas. Cuando me le ofrecí para dar una conferencia sobre
Martí o Bolívar, me quedó viendo despectivamente con sus azules ojos, como
solían ver los colonos a los colonizados, diome la impresión de que mi estampa
física de autóctono indígena americano le ofendía, pero al hispano–francés
Ignacio Ramonet le abrió de par en par las puertas del Instituto para que
brindara una conferencia el 31 de Marzo del 2006.
En la revista “7 días” #519, correspondiente a la
semana del 21 al 27 de mayo del 2007, vio la luz mi extenso artículo “Ignacio Ramonet y yo”, en donde
desvirtuaba el discurso de Ramonet en su totalidad. El señor Ramonet parló sus
ignorancias para un público ignorante, incluyendo a su anfitriona. Tenemos
también en Nicaragua una academia de geografía e historia, cuyos integrantes
nombraron sin el menor asco, “Miembro Honorífico”
de ella al delincuente Humberto Ortega en el 2014.
Hombres prominentes como el irlandés Jonathan
Swift, los hermanos Goncourt, el venezolano Andrés Bello, y el peruano Ricardo
Palma, se han ocupado en señalar la malandanza de las academias. Rubén Darío en
su “Letanías de nuestro señor Don
Quijote”, canta: “De las epidemias de horribles blasfemias de la Academias,
líbranos señor”.
Es estimulante para quienes amamos a nuestra
América, la poesía y la historia, conocer la obra del historiador bostoniano
William Prescott (1796-1859), que escribió la Historia de la Conquista del Perú
y de México. De la última guardo como imperecedero recuerdo, un ejemplar que en
1970 me regaló mi sobrina política mexicana de la ciudad de Puebla, Carmen
Gómez de Mongalo.
Es vergonzoso que un anglosajón se ocupe en
regocijar nuestro espíritu y endulzar nuestros oídos con las notas musicales de
relatos de nuestros antepasados echados al olvido por nuestros pseudo
intelectuales.
Para confirmar lo dicho por Darío, de que “Hay poesía en nuestra América desde los
viejos tiempos de Nezahualcóyotl, trasplanto de “La historia de la conquista de México”, de Prescott, algunas poesías
de poetas mexicanos precolombinos para deleite del lector.
CANTARES MEXICANOS
“Vuestro hermoso canto: ¡oh
dorado pájaro cascabel!, lo eleváis muy alto. Estáis en un cercado de flores. Sobre
las ramas floridas cantáis. ¿Eres tú acaso, un ave preciosa del dador de la
vida? ¿Acaso tú al dios has hablado? ¿Habéis visto la aurora, y os habéis
puesto a cantar? Aquí en la tierra es la región del momento fugaz. ¿También es
así en el lugar donde de algún modo se vive? ¿Allá se alegra uno? ¿Hay allá
amistad? ¿O sólo aquí en la tierra hemos
venido a conocer nuestros rostros?”Ayocuan.
“¿Son acaso verdaderos los hombres? ¿Mañana será aún verdadero nuestro canto?
¿Qué está por ventura en pie? ¿Qué es lo que viene a salir bien? Aquí vivimos,
aquí estamos, pero somos indigentes, ¡oh amigo! Si te llevara allá, allí si
estarías en pie” Cuautencoztli.
“En verdad, apenas vivimos amargados
por la tristeza. Con mi canto ahuyento la tristeza” Motenehuatzin
“¿Dónde andabas, oh poeta?
Apresura ya el florido tambor, ceñido con plumas de quetzal entrelazadas con
flores doradas, tú darás deleite a los nobles, a los caballeros águilas y
tigres.¿Es esto quizás lo único verdadero en la tierra?” Tecayehuatzin.
El
consejo de Música
“Había
un tribunal extraordinario llamado consejo de música – cuenta Prescott–, pero
difiriendo de lo que expresaba su nombre, estaba consagrado al fomento de las
ciencias y las artes, siendo preciso someter a su juicio las obras de
astronomía, cronología, historia u otra cualquiera ciencia antes de publicarse.
Tal poder censorial era de importancia, sobre todo para el ramo de la historia,
en el cual la espontánea mutación de la verdad, era un crimen capital. Este
cuerpo, que se formaba de las personas más instruidas del reino, sobrevigilaba
todas las producciones del arte y de las más hermosas manufacturas, decidía
sobre la aptitud de los profesores en los varios ramos de la ciencias, sobre la
fidelidad de la enseñanza que recibían los discípulos, cuya falta se castigaba
severamente, y estableció los exámenes de éstos. En una palabra, era un Consejo
General para dirigir la educación del país. En determinados días recitaban los
autores delante de esta corporación sus composiciones históricas y poemas que
trataban de la moral, o de asuntos tradicionales. Había asientos para las tres
testas coronadas del imperio: Tetzcoco, México y Tlacopan, quienes deliberaban
con los otros miembros sobre el mérito de las piezas, y distribuían valiosos
premios entre los competidores que lo habían merecido”.
“Tales
son las maravillosas descripciones que se nos han trasmitido de esta institución,
que ciertamente no era de esperarse entre los primeros habitantes de América. Parece que fue calculada para dar una idea más
alta del refinamiento de aquellos pueblos, que la que proporcionan los nobles restos
arquitectónicos que cubren todavía algunas partes del continente. La
arquitectura es hasta cierto punto un
deleite de los sentidos, empero la institución de que se trata, es prueba de un
refinamiento todavía mayor: era un lujo literario; y argüía la existencia de un
buen gusto en la nación que buscaba los placeres puramente intelectuales”.
“La
influencia de esta academia debió haber sido más provechosa para la capital
Tetzcoco, que se convirtió en cuna, no sólo de aquellas ciencias que podía
alcanzar la literatura de la época, sino también de varias artes útiles y de
lujo. Sus historiadores, poetas y oradores, eran célebres en todo el país. Sus
archivos para los cuales había comodidad bastante en el palacio real, estaban
provistos con los anales de las edades primitivas, su idioma, más culto que el
mexicano, era indudablemente el más puro de todos los dialectos nahuatlacos;
siendo en el que se componían las mejores producciones de la raza nativa.
Tetzcoco podía gloriarse de ser la Atenas del mundo occidental”.
“Entre
los más ilustres de sus bardos se encontraba al mismo emperador,
Nezahualcóyotl. Algunas veces apareció como competidor ante aquella academia
donde tan a menudo tomaba asiento como censor. Muchas de sus odas se
transmitieron a las generaciones posteriores, y aún acaso se conservan en
algunos de los empolvados archivos de México o España. El historiador Ixtlilxóchitl
ha dejado una traducción de algunos de sus poemas, más no es fácil vertírlos en
la rima inglesa sin que el perfume del original se disipe”.
“En el lamento del bardo
Tetzcocano (Nezahualcóyotl) hállase mezclada una filosofía epicúrea, que
pretende aliviar el temor de lo futuro con los goces del presente: “Aleja toda inquietud – decía –, si hay
límite para el placer, la vida más triste debe también tener fin. Teje, pues,
la guirnalda de flores, y entona tus cantos de alabanza al Dios todopoderoso,
porque la gloria de este mundo pronto desaparece. Regocíjate en la agradable
frescura de la primavera, pues día vendrá en que en vano suspires por estos
placeres”.
Profético: “Cuando
el cetro haya pasado de tus manos, tus servidores vagarán desolados en tus
patios: tus hijos y los hijos de tus nobles apuraran las heces de la amargura;
y toda la pompa de tus victorias y triunfos vivirá únicamente en su memoria”.
¿Vaticinio de la llegada de los españoles?
Aquí se recuerda algún pasaje de Proverbios o de
Eclesiastés: “Sólo el recuerdo del justo
no se borrara de las naciones; y el bien que hayas hecho, siempre vivirá en tu
honor”.
Filosófico: “Los
goces de esta vida, sus glorias y sus riquezas no son sino prestadas: su
esencia no es sino una sombra ilusoria; y las cosas de hoy cambiarán a la
llegada del día de mañana. Así pues, coge la flores más hermosas de los
jardines para ceñir tu frente, y disfruta de los placeres de lo presente antes
de que perezcan”.
“Esto
sentimientos bastantes comunes –dice Prescott–, están expresados con una
belleza singular por el poeta inglés Robert Herricks, y acaso con mayor
hermosura por el francés Jean Racine. Es interesante ver bajo qué diferentes
formas está desenvuelto el mismo concepto por diversas razas y en distintos
idiomas.
Por lo corto del ensayo, quedan sin ser citados
poemas de los poetas Ixtlilxochitl, Tecayahuatzin,
Xayacamach, y Tlapalteuccitzin. Todos impregnados de una musicalidad y
belleza incomparables, lo mismo que profecías mayas.
Es una lástima que estas cosas pasen ignoradas por
nuestra juventud, ya que también las ignoran nuestros “Ministros de ignorancia pública”, colocados en ese puesto por
políticos y no por capacidad intelectual.
Está claro que, para nutrir nuestro espíritu, para
saber quiénes somos y de dónde venimos, son necesarias dos cosas vitales: tener
vocación, apetito de luces, ansia de saber, y buscar la luz fuera de las
tinieblas de nuestras fronteras, porque a este país si se le busca una
semejanza, sólo la encontraremos en “la
caverna platónica”.
LA FILOSOFIA
La última puñalada asestada a la educación se la
dio un cafre llamado Humberto Belli durante la funesta presidencia de Violeta
Barrios al defenestrar la filosofía de las universidades.
En el dialogo platónico “El Banquete”, dice Pausanias en su intervención: “Entre los bárbaros debido a las tiranías
está prohibida la filosofía, ya que no le conviene a los gobernantes que se
engendre en los gobernados una sociedad sólida”.
Hace pocos días oía hablar en la TV de filosofía a
un profesor de la universidad de Oxford, solamente en este desventurado país,
una señora elevada al solio presidencial por la voluntad de los norteamericanos
de deshacerse del sandinismo, conocida por su hablar pintoresco e hilarante,
pudo nombrar como ministro de educación a un troglodita solo por el mérito de
ostentar un apellido exótico, pero con un magín árido de inteligencia, y lo
preocupante es, que, el producto de este hotentote que nos ha hecho retroceder
a las cavernas, aunque ya nadie lo tome en cuenta, los gobiernos subsiguientes
no se han ocupado de enmendar el entuerto, y los comerciantes de la educación
dueños de universidades, igual.
“No
hay ciencia más digna de estimación que la filosofía – nos dice el estagirita
en su Metafísica –, porque debe estimarse más la más divina, y esta lo es en un
doble concepto. En efecto, una ciencia que procede de Dios y que trata de las
cosas divinas, es divina entre todas las ciencias, y solo la filosofía tiene
este doble carácter. Dios es la causa y el principio de todas las cosas, y solo
Dios, puede poseer una ciencia semejante. Todas las demás ciencias tienen más
relación con nuestras necesidades que la filosofía, pero ninguna la iguala”. “La filosofía, según Nietzsche,
es el arte de la transfiguración”, transfigura al hombre.
LA
EDUCACION
“Dondequiera
que la educación ha sido desatendida, el estado ha recibido un golpe funesto” asegura Aristóteles.
Que la educación en Nicaragua está a ras del suelo,
lo escuchamos a diario de boca en boca de eminentes doctores en pedagogía. Las estadísticas anuales lo confirman. El poco amor al estudio, las drogas, las
discotecas, la rebeldía de la juventud, la falta de respeto a padres y
profesores, son factores que nos están llevando a un caos moral e intelectual.
LA
EDUCACION VISTA POR BOLIVAR
“El
gobierno forma la moral de los pueblos, los encamina a la grandeza, a la
prosperidad y al poder. ¿Por qué?, porque teniendo a su cargo los elementos de
la sociedad, establece la educación pública y la dirige. La nación será sabia,
virtuosa y guerrera, si los principios de su educación son sabios, virtuosos y militares;
ella será imbécil, supersticiosa, afeminada y fanática, sí se le cría en la
escuela de estos errores. Por esto es que las sociedades ilustradas han puesto
siempre la educación entre las bases de sus instituciones políticas. Las
naciones marchan hacia el término de su grandeza, con el mismo paso con que
camina la educación. Ellas vuelan, si ésta vuela, retrogradan, si retrograda,
se precipitan y hunden en la oscuridad, si la educación se corrompe, o
absolutamente se abandona”.
En Nicaragua la educación se ha
convertido en un negocio propio de verduleras y de cantineros con fines
de lucro.
Si algún lector no encuentra ilación entre el tema
original que me propuse combatir y el resto de mis exposiciones, espero habrá
quienes sepan atar cabos sueltos, y comprender que, uno de los caminos que
conducen a la dislocación, es la aberrante pero justa indignación. De todas
maneras, es también de esperar que hayan estetas que se deleitarán con las
estampas históricas y poéticas, que al igual de las heracleidas griegas me he
atrevido a exponer, no sin la natural timidez de no ser comprendido por quienes
solamente estiman el talento de los charlatanes profesionales calificados y
aceptados más por su posición social que por su numen.
Cuando el Dr. Arellano dice: “Los hispanoamericanos todavía no podemos enseñar al mundo en nuestro
cielo constelaciones en que brillen los Poe, Whitman y Emerson”, pareciera
que, afectado de alzheimer, olvida que en el capítulo de Nicaragua tenemos un
trío pánico capaz de endulzar con su flauta hasta los oídos del Sátiro sordo:
el malinchista Enrique Peña Hernández con sus odas lacayanas a España; Pablo
Antonio Cuadra con su monumental obra “Cantos de Cifar”, al poeta carpintero
Pedro Pablo Espinoza con su magna creación “Mi mujer es una prostituta”, y a pancho madrigal.
Epilogo
Las raíces de nuestro problema no estriba en que no
hemos tenido un Poe, un Whitman, ni un Emerson, radica en que en Nicaragua no
hemos tenido un Martí, un Rodó, un Jorge Icaza, un Ciro Alegría, ni un filósofo
como el mexicano Leopoldo Zea, verdaderos creadores que se han ocupado de los
problemas vernáculos de sus países, y, en general, de la problemática de América
latina. Separados políticamente de España, intelectualmente se siguió apegados
a ella, cosa que no hicieron los escritores norteamericanos e hindúes respecto
a Inglaterra. Los intelectuales de este país, integrados por lo que Jean Paul
Sartre llama “burguesía de hojalata”, herencia colonial, tienen,
hasta hoy, el cordón umbilical unido a la Península, y su cerebro también,
pretendiendo uncir al pueblo a igual yugo. Su cerebro no funciona si no es
dirigido por un gachupín de la obsoleta Real Academia Española, no son
creadores. La lengua inglesa no tiene
academia, y funciona mejor que la española.
Cuando Darío, citado por Arellano exclama: “No, no están desposeídos esos fuertes
hombres del Norte del don artístico. Tienen
el pensamiento y el ensueño. Allá, donde la mayoría se dedica al culto
del dólar, se desarrolla una minoría de innegable excelencia. Entre esos
millones de Calibanes nacen los más maravillosos Arieles.”
Desde el punto de vista tanto ético como estético,
tal afirmación es inadmisible, dicho discurso, elaborado con lenguaje
paralógico, no puede ser aceptado por seres cuyos cerebros y corazones no dan
albergue a dos elementos contrarios. Calibán y Ariel son antípodas. El memorial
de crímenes cometidos por los grupos de poder en contra de la humanidad dentro
y fuera de los Estados Unidos, es infinito.
Para conocer la verdad sobre el Calibán norteño, no hay que escuchar
únicamente el léxico romántico con que es juzgado por Darío, la verdad escueta,
londa y lironda, nos la dice un hijo de ese país. Escuchemos a Mark Twain: “ Fui reportero de prensa de una
legislatura en dos sesiones , y de una sesión del congreso, con lo que aprendí
a conocer personalmente tres muestras de las mentes más romas, de las almas más
egoístas, y de los corazones más cobardes que Dios crea. Quizá pudiera
demostrarse con datos y cifras, que no hay una clase criminal norteamericana
positivamente nativa, como no sea el congreso”.
En el país del dólar, la inseguridad en que se vive
no atañe solamente al ciudadano común, cuatro son los presidentes asesinados
por poderosas mafias y cuyos crímenes, a excepción del de Lincoln han quedado
impune: Abraham Lincoln, 1865; James Abraham Garfield, 1881; William Mac
Kinley, 1901; y John Fitzgerald Kennedy, 1963; a los que deben agregarse los
del hermano de Kennedy que ya había ganado las elecciones primarias en la
Florida y el de Martin Luther King. El Ku-Klux-Klan aún impera en los Estados
Unidos.
Escritor autodidacto
Tel.2268909 cel 88792294
Managua
2 de Marzo 2015
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