lunes, 7 de octubre de 2013

OTRA DEL CATEDRATICO JUAN BOSCO CUADRA

MANUEL ARAGON BUITRAGO

El artículo “ El hombre mediocre según José Ingenieros “ ,  END 18.07.13., del catedrático Cuadra, amerita una exégesis minuciosa de alguno de sus textos, por lo qué , me veo obligado a diseccionarlo para hacer los respectivos comentarios.  Los textos de Cuadra irán en letra cursiva, los comentarios en negrilla .

“ Antes de leer a Ingenieros yo pensaba que la mediocridad solamente se daba entre personas que carecían de educación, cultura y talento.  Ahora, mi opinión es todo lo contrario “.

“ Y no penséis, señor, que yo llamo vulgo solamente a la gente plebeya y humilde, que todo aquel que no sabe, aunque sea señor y príncipe, puede y debe entrar en el número de vulgo “ ,  Don Quijote. El Caballero de la Triste Figura tenía razón.  Cuándo en 1492, Antonio Martínez de Cala ( Nebrija ), publicó la primera gramática castellana, al presentársela su confesor a  la reina Isabel, ésta le preguntó “ para que servía eso “ .

“ Nuestro hombre mediocre considerado “ normal “ en nuestras sociedades, tiene las características de “ la paciencia imitativa “ ; en cambio el hombre superior, la de “ la imaginación creadora “.

Cuadra confunde el término “paciencia “ con el de “ tendencia “.  Además, no todos los imitadores han sido mediocres.  No se equivocó quien dijo: “Para imitar es necesario un artista, para crear, un genio “ . Juan Montalvo, en “ Los (60) capítulos que se le olvidaron a Cervantes “, narra : “ Virgilio imitó a Homero, el Tasso a Virgilio, Milton al Tasso “.  Darío , en “ Los colores del estandarte “, además de confesar prolijamente de quienes aprendió, relata : “ Hugo oyó a Chèrmier, Leconte de Lisle oyò a Hugo, Règnier oyò a Leconte de Lisle “ .  Es debido a su incurable eclecticismo, que don Juan Valera dice a Darío: “ usted lo ha revuelto todo en el alambique de su cerebro “ . Queda demostrado, pues, que no todos los imitadores son mediocres, admitirlo sería reconocer que Virgilio, el Tasso, John Milton y Darío lo fueron.
Montalvo explica: “ Dos personas que se juzgan dotadas de prendas, medios, facultades iguales, pueden entrar en competencia : ésta es muchas veces un noble esfuerzo que, ejercitándose sin perjuicio de nadie, nos guía al mejoramiento de nosotros mismos.  Competimos con otro al paso que le admiramos, pues justamente nuestro ahínco en igualarle o superarle es cosa buena y grande.  El prurito de la competencia se halla puesto entre las virtudes y los vicios: propendiendo la mayor parte a las primeras; cuando se recuestan a los segundos, bastardea, y viene a ser defecto .  “ El instinto de imitación es connatural en el hombre desde su infancia.  El hombre es la criatura más imitativa de todos los seres vivientes “, nos dice Aristóteles.  El instinto imitativo es calificado por la psiquiatría como “monismo psicológico “.
“Cervantes no ha tenido hasta ahora quién le imite ; con él los gigantes son pigmeos; la pirámide de Cheops verá siempre hacia abajo todos los monumentos que los hombres levanten a sus triunfos.  Ya un crítico admiró al ingenio que, con un loco y un tonto, había llenado el mundo de su fama “, dice Montalvo, más , cupo a él , a Montalvo, la gloria de superar a Alonso Fernández de Avellaneda y a todos cuantos intentaron imitar a Cervantes.  Cualquiera que halla leído el Quijote de Cervantes y , de Montalvo “ Los (60 ) capítulos que se le olvidaron a Cervantes “ con mente ágil y velocidad perceptiva, captará de inmediato, no existe diferencia alguna entre el genio del español y el ingenio del americano .  “Las locuras del señor y las necedades del criado “, como dijera el cura cervantino , en una y otra obra son idénticas.  En el capítulo XLI de Montalvo “ De las razones y contradicciones que amo y criado tuvieron después de la batalla “ , don Quijote dice a Sancho : ¿ Has visto cuál puede ser esa amable Secundina ? Según pienso y entiendo, después de Dulcinea, no hay otra más hermosa en el mundo.  Fíjate en esa mano, en la cual no sabe uno lo que admirar más, si la pequeñez, si la blancura, si la suavidad , si la gracia con que se mueven y juegan esos dedos coronados de sonrosadas uñas”. “La de mi señora Dulcinea no era tan mona, respondió Sancho, sino como un aventador y más que medianamente garrasposa.  Los dedos gruesos, no muy largos : en la uña del pulgar se pudiera ver la cara un gigante, sin la roña que la cubría.- Tus jocosidades no siempre tienen la sal en su punto , maleante y sofístico escudero, dijo don Quijote : al que le encantan le encantan  de pies a cabeza con manos y todo. ¿Quieres que las uñas de mi señora Dulcinea sirvan de espejos donde se miren gigantes como Polifemo, cuya cara no alcanza a reproducirse sino en el mar ? Murmura de mí, bellaco, dijo Don Quijote; omite el cumplimiento de tus deberes; escóndete el rato del peligro; reclama el botín de guerra como cosa tuya; más no pongas tu lengua viperina en la señora a quien yo sirvo, porque te he de matar.  ¿ No sabes, mal nacido, que las damas de los andantes, por fuerza han de ser conjuntos de perfecciones, mujeres aparte,  ex profeso para ser queridas y servidas por éstos que nos decimos y somos andantes caballeros ? ¿ Quieres que la principal, la llamada sin par por antonomasia tenga las manos y las uñas que dices, cuando nada pone más de manifiesto lo ilustre de la sangre que esa nobilísima parte del cuerpo humano ?.

Para muestra un botón, de donde se deduce ser el ecuatoriano, llamado por Darío              “ poderoso caballero del estilo “ , el más grande e incomparable mediocre.  Se equivoca, pues , el catedrático Cuadra, al afirmar que “ el hombre mediocre no tiene ideas propias “. Algo más por lo que no puede pasar desapercibido un despierto lector en el Quijote de Cervantes, es que don Quijote deja desheredado a su escudero que gimoteaba inconsolable al pie de su cama, dejando toda su hacienda “ a puerta cerrada “ a su sobrina Antonia Quijana.  En su Quijote, Montalvo rectifica a Cervantes heredando a Sancho :    “ Mando que los quintos del complejo de mi hacienda a Sancho se entreguen por premio de sus asistencia.  Los salarios son aparte, en los quintos eso no entra; el precio de su trabajo a nadie se le descuenta.  Escudero decidido como pocos en la tierra: si yo con hambre, él con hambre; si yo peleo, él pelea .  En el vaivén de la noble profesión caballeresca, siempre a mi lado mostrando virilidad y firmeza. Necesidades, fatigas, manta, palos y refriegas, en la impavidez de su alma cualquier trabajo se quiebra. Comer, si quiere la suerte; dormir, si tiempo nos queda; en este sinfín de angustias mi escudero ni una queja.  Escudero, ¡mi escudero ! , para tì no hay recompensa; según lo que tú mereces no hay cosa que no merezcas.  Hecho el desfalco del quinto, esa manda satisfecha, a mi sobrina le toca lo restante de mi hacienda. “

“ Y es que el hombre mediocre es el hombre masa, el ser que se pierde en la multitud y no se atreve a ser diferente “ .

Esta afirmación de Cuadra, confirma que no ha cambiado de opinión después de leer a Ingenieros.  Dice y se desdice, dejando al lector en la misma situación del asno de Buridán entre los dos haces de heno.

Muchas veces no es que el hombre no se atreva a ser diferente, sino qué , por naturaleza no puede ser de otra manera de cómo es , no todos nacemos con el mismo talento, hay diferencias aun entre los hombres talentosos, en el campo de la música, Johannes Brahms tardó diez años en hacer su primer sinfonía , mientras  que Amadeo Mozart componía seis en una semana.

Para hablar de la “multitud “, de la que tan acremente se refiere el catedrático, he seleccionado el juicio que respecto a ella tienen cuatro personalidades que no tienen necesidad de más carta de presentación que sus ilustres nombres.  Escuchémosles:
“Puede, en efecto, admitirse que la mayoría, cuyos miembros tomados separadamente no son hombres notables, está, sin embargo , por encima de los hombres superiores, si no individualmente, por lo menos en masa.  En esta multitud, cada individuo tiene su parte de virtud y de ilustración, y todos unidos forman, un solo hombre, que tiene manos, pies, sentidos innumerables, un carácter moral y una inteligencia en proporción “ .  Aristóteles.

“ El pueblo no es sólo la fuerza creadora de todos los valores materiales: es también la única e inagotables fuerza de los valores espirituales; el primer filósofo y poeta  por el tiempo , la belleza y la genialidad de la creación ; el autor de todos los grandes poemas, de todas las tragedias de la tierra , y de la mas grandiosa de ellas : “ la historia de la cultura universal “ Máximo Gorki.

“ Si apartáis la grosera corteza que le cubre , descubriréis mirándolo sin prejuicio , atentamente y de cerca, cualidades inesperadas.  No es gran cosa lo que nuestros sabios tienen que enseñar a nuestro pueblo, mejor diré que aquellos son por el contrario, los que deben aprender por la escuela de éste “: Fedor Dostoievsky.

“Pero, en rigor, dentro de cada clase social hay masa y minoría auténtica.  La masa puede definirse como hecho psicológico, sin necesidad de esperar a que los individuos aparezcan en aglomeración , delante , de una sola persona podemos saber si es masa o no “ . José Ortega y Gasset.


Acorde con Ortega y Gasset, escuchemos a Jack London relatar una experiencia vivida en una granja donde trabajaba: “ Una de la impresiones más fuertes que me dominaba, era pensar en la ignorancia de los demás ; yo había leído y digerido, a los nueve años, “ Cuentos de la Alhambra “ de Washington Irving, pero nunca pude comprender cómo los otros peones no sabían nada de este libro ; y , aunque luego deduje que esta ignorancia  era quizá propia de los campesinos, y que la gente de los pueblos no debía ser tan inculta, un buen día vino a la granja un hombre de la ciudad, calzaba zapatos de charol y lucía una chaqueta de paño.  Creí se me presentaba una excelente ocasión para entablar un intercambio de ideas con una inteligencia educada.  Con los ladrillos de una chimenea en ruinas había construido yo una Alhambra para mi uso particular: almiares, terrazas, todo estaba  allí, mostrando su nombre en inscripciones de yeso; llevé a mi hombre a contemplar mi obra, pero pronto pude darme cuenta que era tan ignorante de las cosas de la Alhambra como los peones de la finca, y entonces me consolé pensando que sólo existían dos hombres notables en el mundo : Washington Irving y Yo “. El que tenga intelecto para entender, que entienda.

“ Otro aspecto que también es alarmante es el de saber enfrentar el binomio entre “ creerse “ y “ ser “.  Una cosa es creerse un gran artista ò un gran intelectual, y otra cosa, muy distinta por cierto, es serlo.  La aptitud del creído contradice la aptitud del hombre superior.  Es una falsa percepción de uno mismo “ .

Si esto último es un autoretrato que le salió al catedrático Cuadra de lo más profundo de su hontanar psíquico , no hay necesidad de consultárselo a Freud.

El estilo de Cuadra, es al que llamaban los griegos “discursos dobles, ò de las antilogías “ , que se caracterizan por la contradicción entre dos textos o expresiones.  En el mundo de las Ideas, las Ideas no pueden estar en interacción con ninguna otra cosa que no sea Idea.

Sería saludable para Juan Bosco, leer “ El Criterio “ de Jaime Balmes, que es un manual de lógica aplicada.  “ La ley de la sabiduría prohíbe los juicios temerarios – sentencia Balmes -, percibir con claridad , exactitud y viveza, juzgar con verdad, discurrir con rigor y solidez, he aquí las tres dotes de un pensador “ .

                                                                                     Escritor autodidacta
                                                                                                                 Telf. 2268-9093 - 8879-2294


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