jueves, 21 de mayo de 2015

Rubén Darío no conoció a Aristóteles profusamente.




“Es imposible, o, por lo menos,
muy difícil ser buen juez en
cosas que uno no domina”
Aristóteles




Rubén Darío
no conoció a Aristóteles profusamente.







Manuel Aragón Buitrago
Telf. 2268-9093
    8879-2294






“No mentir hablando ni
mentir callando”.
León Tolstoi.


Tócame seguir enmendando los entuertos cometidos por ese mito con pies de barro llamado Rubén Darío, al igual que lo hizo Juan Montalvo con “Los capítulos que se le olvidaron a Cervantes”. Si Aquiles era vulnerable sólo por el talón, Don Rubén lo es por sus cuatro costados, y, ahora, ya es muy tarde para que sus andrólatras lo sumerjan en las aguas de la laguna Estigia.

En la Grecia clásica, la acusación más grave que podía hacerse contra un ciudadano, era “la de impiedad”, como lo fueron Sócrates, Aristóteles y Anaxágoras, todos a cual más ilustres. Menos mal que en nuestro tiempo ya no tenemos que temer, ni a la inquisición, ni a la cicuta.

Erasmo de Rotterdam en su magna obra “Elogio de la locura”, pone en boca de ésta lo siguiente: “El escritor que es de mi cuerda, es tanto más feliz cuantos más disparates dice. Escribe todo lo que le viene a la cabeza sin detenerse a pensarlo. Sabe muy bien que cuantas mayores banalidades diga, mayor será la aceptación por parte de la mayoría, es decir, de ignorantes y necios. Sabido es, que cuanto peor es una cosa, más atrae a la muchedumbre, ya que la mayoría de los mortales es propensa a la estupidez”. Doy gracias a los clásicos por haberme sacado de la piara multitudinaria. Hace mucho tiempo dejé de ser animal de rebaño, ahora pienso por cuenta propia. Hago uso del entendimiento sano y correcto, por algo llama Sócrates al entendimiento “piloto del alma”.

Montesquieu, en “El Espíritu de las Leyes”, ilustra: “Las Leyes, en su significación más extensa, no son más que las relaciones naturales derivadas de la naturaleza de las cosas; y en este sentido, todos los seres tienen sus leyes: la divinidad tiene sus leyes, el mundo material tiene sus leyes, las inteligencias superiores al hombre tienen sus leyes, los animales tienen sus leyes, el hombre tiene sus leyes”.

“La literatura –me dice el Larousse-, es una de las bellas artes, que emplea la palabra como instrumento”. “Aquí cabe citar lo que respecto a la palabra nos dice Don José Ortega y Gasset, (de quien dijera Darío “sus pensares le halagaban”): “Los hombres del decir, del logos, han usado de él sin respeto ni restricciones, sin darse cuenta de que la palabra es un sacramento de muy delicada administración”.

De acuerdo con Montesquieu, podríase también intuir que, la literatura, como todas las ciencias, tiene también sus leyes, y todo escritor tiene que someterse a ellas, una de suma importancia es la racionabilidad, también podría citarse la ética, la estética, la moral, la sindéresis, la lógica, la virtud de la prudencia, tratar de adornar el discurso de un estilo isocrático, es decir, ático, y, sobre todo, no olvidar el pudor. “El pudor –dice Aristóteles-, puede definirse como un cierto temor a sufrir un desprestigio. Cualquier hábito del alma suele orientar su naturaleza a cosas que pueden ennoblecerla o degradarla”.

“Un escritor no puede serlo muy grande teniendo defectos morales, y sobre todo muy graves”, sentencia Unamuno, y de Darío podría escribirse una enciclopédica antología de defectos de todos los matices confesados por él en su autobiografía, porque no conoció el freno del pudor.

Darío con su acostumbrada ambivalencia, en su artículo “Sicologías carnavalescas”, llama al pudor: “rosa espiritual de la sangre”, y en otro, “la feliz ignorancia del pudor”. Por ignorar el pudor cometió muchas estupideces y villanías que desdoran su prestigio ante las personas sensatas.

DARÍO CENSOR DE ARISTÓTELES
En su artículo “La tinieblas enemigas”, correspondiente a su libro “Opiniones” 1906, Darío nos habla de que Alberto Wolf “hacía y deshacía reputaciones en las primeras columnas de Le Fígaro”.  En su Libro “Crónicas y Leyendas”, abril de 1886, ataca a Zoilo por su ridícula e injusta critica a Homero: “Zoilo, lleno de lodo y enfermo por gangrena que le vicia, ebrio y desatentado, osa al genio sagrado y le arroja a la cara su inmundicia… ¡El Olimpo ha temblado!”.

Como podemos ver, Don Rubén nos habla de críticos sin escrúpulo, pero, en sus críticas a Emilio Zolá, a Jonathan Swift, a Federico Nietzsche, a Aristóteles, a la clase obrera y a la raza negra, los emula y supera.

Oigamos lo que nos dice de Aristóteles en un escrito dedicado a Remy de Gourmont en su Libro “Opiniones”: “En los orígenes filosóficos, este cerebro (el de Gourmont), que se creería primero influido de un soplo platónico, se junta más, en su madurez, a la observación y al criterio aristotélico, por su investigación sobre el secreto humano, por su manera de encarar el enigma de nuestro ser. Solamente que se basa en lo que Aristóteles no comprendía: la libre acción del hombre en el universo”.

El lenguaje usado por Darío es antilógico, conocido en retórica como “discurso doble”. Afirma una cosa para a continuación negarla.

ANDRÉS BELLO Y ARISTÓTELES
“Fue dotado Aristóteles –dice Bello-, del genio filosófico más elevado. Pensador profundo, observador perspicaz, desterró de sus obras la ficción. Abrazó todos los ramos de la investigación científica que se habían conocido hasta su tiempo, y no hubo ninguno al cual no se le deviese grandes adelantamientos. Inventó la ingeniosa teoría del silogismo, dio el primer sistema de lógica, creó la historia natural; su Metafísica, primer ensayo de una ciencia nueva, es todavía digna de estudiarse; su Política, está llena de máximas y observaciones admirables; en su Ética resplandecen ideas tan delicadas como sólidas sobre la naturaleza del hombre, expuestas con una sencillez a veces sublime”.

ANDRÉS BELLO Y DIARIO
Andrés Bello y Darío vivieron en Chile, pero sus vidas en ese país se desenvolvieron en forma diferente. El venezolano Bello que había sido secretario del Libertador Bolívar, fundó en Chile su primera Universidad de la cual fue su primer Rector, y le dio su Código Civil al país.

Darío cuenta: “Mi vida en Valparaiso se concentra en ya improbables o ya hondos amoríos; en vagares a la orilla del mar, sobre todo en Playa Ancha; invitaciones a bordo de los barcos por marinos amigos y literarios; horas nocturnas, ensueños matinales, y lo que era entonces mi vibrante y ansiosa juventud”.

Bello, en Chile agradecido, tiene estatua, Rubén Darío no.

ARISTÓTELES POR CARLOS MARX
Del capítulo I de “El Capital”, que trata del Tema “Mercancía y dinero”, transcribo lo siguiente: “Aristóteles dice claramente que la forma-dinero de la mercancía no hace más que desarrollar la forma simple del valor, o lo que es lo mismo, la expresión del valor de una mercancía en otra cualquiera. Aristóteles advierte, además, que la relación del valor en que esta expresión se contiene es, a su vez, una relación condicionada, pues si no mediase alguna igualdad sustancial, estos objetos corporalmente distintos no podrían relacionarse entre sí como magnitudes conmensurables”. “El cambio –dice Aristóteles-, no podría existir sin la igualdad, ni ésta sin la conmensurabilidad. En rigor -añade- es imposible que objetos tan distintos sean conmensurables”, es decir, cualitativamente iguales. Mas al llegar aquí, se detiene y renuncia a seguir analizando la forma del valor. El propio Aristóteles nos dice, pues, en que tropieza al llevar adelante su análisis: “tropieza con la carencia de un concepto de el valor”. Aristóteles no podía descifrar por si mismo, analizando la forma del valor, el hecho de que en la forma de los valores de las mercancías todos los trabajos se expresan como trabajo humano igual, y por tanto como equivalentes, porque la sociedad griega estaba basada en el trabajo de los esclavos y tenía, por tanto, como base natural la desigualdad entre los hombres y sus fuerzas de trabajo. El secreto de la expresión de valor, la igualdad y equiparación de valor de todos los trabajos, en cuanto son, y por el hecho de ser todos ellos trabajo humano en general, soló podía ser descubierto a partir del momento en que la idea de la igualdad humana poseyese ya la firmeza de un prejuicio popular, y para esto era necesario llegar a una sociedad como la actual, en que la relación social  preponderante es la relación de unos hombres con otros como poseedores de mercancías. Lo que acredita precisamente el genio de Aristóteles, es el haber descubierto en la expresión de valor de las mercancías una relación de igualdad. Fue la limitación histórica de la sociedad de su tiempo la que le impidió desentrañar en que consistía, “en rigor”, esta relación de igualdad”.

Otra limitación que impidió a Aristóteles llevar a feliz término el desarrollo de su tesis, fue la pobreza léxica de la lengua griega. En el Capitulo II, del Libro I, de su Política, nos encontramos con la siguiente declaración del estagirita: “Tenemos primero la autoridad del señor, después la autoridad conyugal, ya que la lengua griega no tiene palabra para expresar esta relación del hombre a la mujer, y, en fin, la generación de los hijos, idea para la que tampoco hay una palabra especial”. (Sic.).

Si Aristóteles fue en cierto aspecto un precursor de la doctrina de Marx, no me atrevo a opinar, eso lo dejo a la libre elección del lector. El juicio es la facultad del entendimiento que compara y juzga, pero queda descubierto que, Darío en sus críticas, no hizo uso del juicio. Goethe dice que “la ignorancia es atrevida”, y Darío en sus críticas a verdaderas lumbreras del mundo intelectual fue reo de una ignorancia demostrada.

Un escritor debe conocer profusamente la obra del criticado. “Escribir sobre algo que no se conoce es criminal en un escritor”, dice John Steinbeck, Pr. Nóbel de Literatura. El arbitraje que el Dr. Alejandro Serrano Caldera hace de Nietzsche cuando dice de él: “¡Jamás ha existido un pensador más radical y absolutamente demoledor que Nietzsche!”, nos revela a un hombre que conoce perfectamente la obra del escritor alemán.


Darío no es el creador del modernismo, corriente literaria hija del parnasianismo y del simbolismo francés, y, aunque él es su máximo representante, sus precursores en América lo fueron el cubano José Martí, y el uruguayo José Enrique Rodó, paradigmas de conducta sin tacha.

Nada en esta vida permanece estático, todo está en un constante cambio y desarrollo, todas las corrientes literarias surgieron y desaparecieron como fuegos fatuos, es la ley ineludible de la vida: nacer, crecer, morir, y al Modernismo también le llegó la hora de su defunción, es un Lázaro que no acata la orden de ¡levántate y anda! “Cuando una realidad humana –dice Ortega y Gasset-, ha cumplido su historia, ha naufragado y ha muerto, las olas la escupen en las costas de la retórica, donde, cadáver, pervive largamente. La retórica es el cementerio de las realidades humanas; cuando más, su hospital de inválidos”.

Cada año se celebran en Granada algaradas que pretenden mantener viva la imagen de Darío, se invitan poetas de todo el mundo que, de poetas es lo menos que tienen, y, en los diarios, que están en poder de comerciantes que saben mucho de finanzas pero nada de poesía, se publican las profanaciones al arte poético que vomitan los invitados, y de algunas vacas sagradas de este país.

En León, la aristocracia celebra actos en el Paraninfo de la Universidad en honor al poeta lumpenproletario que olvidó su origen humilde y se convirtió en histrión del capitalismo, para escuchar de los expositores lo mismito que el año anterior, nada de nuevo, la monotonía de los congelados discursos invita al bostezo a quien espera algo más apolíneo, más olímpico, pero nada, es una oportunidad de desentumecer las manos ensayando aplausos, ahí acaba todo, y los asistentes salen con sus espíritus tan vacíos como cuando llegaron.

En cambio, Aristóteles, sigue campeador en Oxford, en Cambridge, en Berkeley, solamente en Nicaragua, país de grandes paradojas, un asno que se desempeñó como Ministro de Educación Pública durante el nefasto gobierno de Violeta Barrios, defenestró a Aristóteles de la educación. Este mismo parásito, trató, y parcialmente lo consiguió, privatizar la educación para que los pobres no tuvieran acceso a ella. Por asco no menciono su nombre.


“Donde quiera que la educación ha sido desatendida, el Estado ha recibido un golpe funesto”, nos dice Aristóteles.


En el Diálogo platónico “El Banquete”, dice Pausanias en su discurso: “Entre los bárbaros, debido a las tiranías, es prohíbida la filosofía, ya que no le conviene a los gobernantes que se engendren en los gobernados grandes sentimientos ni sociedades sólidas”.

BREVES DATOS BIOGRÁFICOS
Aristóteles nació en Estagira, Macedonia, en el año 384 a. de C., a los 17 años de edad ingresó en la Academia de Platón donde permaneció por veinte años nutriendo su cerebro. Por su inteligencia y porque siempre estaba estudiando, sus compañeros le distinguieron llamándole “la mente”, y “el lector”, por su gusto en leer directamente sin la ayuda del esclavo lector. A los 25 años escribe su obra “Gryllos”, que lo catapulta a profesor de Retórica. A sus 42 años, Filipo, rey de Macedonia, lo nombra tutor de su hijo Alejandro de 13 años. En el año 335 a. de C., al acceder su pupilo al trono como Alejandro Magno, le dedica su ensayo “Sobre la monarquía”, regresa a Atenas, y funda su propia escuela conocida con el nombre de Liceo. Al no poder adquirir terrenos por ser macedonio, se instala en el pórtico largo de un gimnasio público fuera de las murallas de la ciudad. Debido a que gran parte de las discusiones y debates se desarrollaban mientras maestros y estudiantes paseaban por el Liceo, este centro llegó a ser conocido como “escuela peripatética”.

A raíz de la muerte de Alejandro, en el año 323 a. de C., creció en Atenas un fuerte sentimiento antimacedonio, por lo que Aristóteles se retiró a una propiedad familiar en Calcis, en la isla de Eubea, donde murió al año siguiente a la edad de 62 años.

EPÍLOGO
En mi biblioteca ocupa lugar de honor la obra aristotélica. Toda ella  es digna de ser estudiada por nuestra juventud. Su política, por quienes deseen saber que cosa es un Estado, una República, como deben ser las leyes, y que es lo que constituye a un ciudadano; su Poética, es fecunda para los amantes de este bello arte; su Ética, para conocer las virtudes morales que conforman al hombre de bien.

En la Ética aristotélica, Rubén Darío está identificado plenamente con todos sus vicios y defectos morales.

 Darío fue un ampuloso expositor de, en mucho casos, supuestos defectos de otros, cayendo en el delito de la detracción. Obviando sus propios defectos que fueron muchos y variopintos, estuvo siempre preocupado en ver solamente la paja en el ojo ajeno.

Darío no tenía autoridad moral para juzgar, como lo hizo, a escritores que heredaron a la humanidad un legado de sabiduría, y el ejemplo de una conducta sin mácula. Su vida, narrada por él mismo, no es imagen de buen ejemplo.

En retórica existen cinco clases de discurso: el honesto, el dudoso, el paradójico, el humilde, y el oscuro. Darío frecuentemente hizo uso del dudoso, del paradójico, y del oscuro.


Managua, 25 de abril del 2015

sábado, 9 de mayo de 2015

COMPLEMENTO DEL COMENTARIO A LA CHARLA DEL DOCTOR JORGE EDUARDO ARELLANO.

COMPLEMENTO DEL COMENTARIO A LA CHARLA DEL DOCTOR JORGE EDUARDO ARELLANO.

MANUEL ARAGON BUIRAGO.

Supongo en mi crasa ignorancia, que los escritores, sobre todo cuando han adquirido renombre, deben constituirse en guía de juventudes, como lo hicieron el ilustre maestro montevideano José Enrique Rodó en Uruguay y José Martí en Cuba cuya preocupación fue siempre la juventud.
“Para convertirse en guía de otros hay que empezar por ganar su respeto; nadie puede inspirar a otro fe si no se le tiene en elevado concepto”, sentencia Voltaire.
Cuando un escritor es notoriamente proclive a conquistar laureles para sí, el lector inteligente debe hacerlo a un lado. “El que no filosofa como debe, no será nunca capaz de enseñar nada de nada”, nos dice el filósofo descalzo de Atenas, Sócrates.
En su “Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres”,  apunta Juan Jacobo Rousseau: “ Es deplorable la ceguera del hombre que, para alimentar su loco orgullo, y no sé qué vana admiración hacia sí mismo, lo hace correr con ardor detrás de todas las miserias de que es susceptible”. Y una de esas miserias es la vanidad de la fama.
Esta inclinación enfermiza a la consecución de la fama; que para mí tiene  rasgos infantiles, es endémica en nuestro país.
“La individualización superior se orienta hacia el yo, vemos como siente dentro de sí fuertes estímulos. Esta es su situación, éste es su atadero. La inmensa mayoría de los intelectuales pertenece a este género”, afirma Hermann Hesse en su obra “El Lobo estepario”. Rubén Darío fue prolijo en su autoalabanza.
Sé que mi apreciación a este respecto despertará repulsas, puesto que la verdad engendra odios; pero si por librarnos de esos odios vamos a callar, mejor hubiera sido nacer mudos, o que la madre naturaleza nos hubiese privado del don de la palabra.
“La naturaleza no hace nada en vano –certifica Aristóteles–, ella concede la palabra al hombre exclusivamente. La palabra ha sido concedida para expresar la alegría y el dolor, el bien y el mal, lo justo y lo injusto, y sólo el hombre tiene esto de especial entre todos los animales”.

La palabra como don de la naturaleza, no tiene dueño. no es patrimonio exclusivo de determinada clase social, pero es una herramienta que hay que saber enaltecer. Hay que ejercitarla para que no se oxide, o se nos trabe la lengua y oscurezca la razón. Es por su actividad que nuestra razón se perfecciona. Haré, pues, uso de la palabra con la misma libertad que suelen hacerlo los “dómine-imperator” nuestros.
En mi comentario a la charla dada por el Dr. Arellano en Miami, se me quedó en la memoria hablar de los Borrero de Cuba, calificados por Darío “familia de artistas”, e invitar al Dr. Arellano a leer de su “padre y maestro mágico”: “Letras chilenas”, “El Bogotá Intelectual”, “La literatura en Centroamérica”, y “La novela americana en España”.
Don Ricardo Palma (1833-1919),  autor de “Tradiciones Peruanas”, quedóseme también en el olvido, lo mismo que el Dr. José Gil Fortoul (1861-1943), escritor y novelista venezolano, autor de la “Historia Constitucional de Venezuela” en cinco tomos editados en Berlín. La omisión de estos notables quitó lustre a mi exposición.
Siempre al leer, lo hago con ojos de mosca, la cual posee cuatro mil cristalinos en cada ojo, superando visualmente al hombre que sólo dispone de uno, lo que me da mayor capacidad perceptiva.
He detectado en prominentes darianos, que en su mente habita solamente Darío, no son  cosmopolitas en las cosas del arte, y en esto se parecen a Bartolo con su flauta, que según Don Ricardo Palma, era de un solo hoyo, y su esposa le decía “tocá la flauta Bartolo”, y siempre que la tocaba emitía una sola nota. Para el dariano prominente y presumiblemente ilustrado, no existen Sor Juana Inés de la Cruz, Omar Khayyam, Juan de Dios Peza, Juana de Ibarbourou (Juana de América), Alfonsina Storni, Amado Nervo, Gustavo Adolfo Bécquer, su patología dariana, su chauvinismo, no les permite disfrutar la universalidad poética. Para ellos solo existe Darío, sus ojos no abarcan lejanías.  La flauta de ellos sólo emite notas darianas, no está acondicionada para diversidad sinfónica, y todo lo que permanentemente discursan de su ídolo, ya suena a disco rayado. Su índice cefálico es tan mínimo que no hay cabida en su cerebro para otros, sólo para Darío, es debido a esta imperfección genética que no se han enterado de la galáxica existencia de los poetas, filósofos y taumaturgos que han honrado a nuestra América desde el rio Bravo hasta la Patagonia, sin olvidar la América Insular. El dariano vive como la ostra en su concha, su mundo intelectual es pequeño. De acuerdo con los estudiosos de la filogenética, mientras el coeficiente de cefalización del hombre es de 35 grados, el de la gallina es de 0.001, quizás en esto radique el quid del problema, el cual se lo dejo a Mendel.

EL COMENTARIO DE MARIO FULVIO
Las observaciones del hermano Mario Fulvio Espinoza al punto número uno de mi comentario, pueden poner los pelos de punta en quienes estancados en la ciénaga del tiempo, creen todavía en el hombre socialmente inferior que, cual el chandala hindú, debe con temor y temblor encorvar su espinazo ante los de ilustre abolengo. Para quienes crean lo expresado por Mario Fulvio, es una falta de respeto, son para mí los dictados de conciencia de un ente libre. Los tiempos coloniales pertenecen al pretérito, el regreso al pasado ya no es posible ni con la máquina del tiempo de Herbert George Wells, ello solo vive en la mente en quienes se han parado las agujas de Cronos.
“Sí alguien en su discurso se desinteresa de ajustarse a la verdad, es intelectualmente un bárbaro”, dictamina sentencioso Don José Ortega y Gasset en “La rebelión de las masas”.
Es censurable el negativo proceder de los intelectuales hispanizados que, por dedicarse a escribir tonterías que en nada ilustran a sus lectores, nos han hecho perder nuestras raíces étnicas, porque sus raíces no son de este país, son europeas, es por eso que, como acusó Martí, “La colonia siguió viviendo en la república”.
El instituto de historia de Nicaragua y Centroamérica de la UCA, está en poder de una señora de apellido Vannini cuyas raíces étnicas son foráneas. Cuando me le ofrecí para dar una conferencia sobre Martí o Bolívar, me quedó viendo despectivamente con sus azules ojos, como solían ver los colonos a los colonizados, diome la impresión de que mi estampa física de autóctono indígena americano le ofendía, pero al hispano–francés Ignacio Ramonet le abrió de par en par las puertas del Instituto para que brindara una conferencia el 31 de Marzo del 2006.
En la revista “7 días” #519, correspondiente a la semana del 21 al 27 de mayo del 2007, vio la luz mi extenso artículo “Ignacio Ramonet y yo”, en donde desvirtuaba el discurso de Ramonet en su totalidad. El señor Ramonet parló sus ignorancias para un público ignorante, incluyendo a su anfitriona. Tenemos también en Nicaragua una academia de geografía e historia, cuyos integrantes nombraron sin el menor asco, “Miembro Honorífico” de ella al delincuente Humberto Ortega en el 2014.
Hombres prominentes como el irlandés Jonathan Swift, los hermanos Goncourt, el venezolano Andrés Bello, y el peruano Ricardo Palma, se han ocupado en señalar la malandanza de las academias. Rubén Darío en su “Letanías de nuestro señor Don Quijote”, canta: “De las epidemias de horribles blasfemias de la Academias, líbranos señor”.
Es estimulante para quienes amamos a nuestra América, la poesía y la historia, conocer la obra del historiador bostoniano William Prescott (1796-1859), que escribió la Historia de la Conquista del Perú y de México. De la última guardo como imperecedero recuerdo, un ejemplar que en 1970 me regaló mi sobrina política mexicana de la ciudad de Puebla, Carmen Gómez de Mongalo.
Es vergonzoso que un anglosajón se ocupe en regocijar nuestro espíritu y endulzar nuestros oídos con las notas musicales de relatos de nuestros antepasados echados al olvido por nuestros pseudo intelectuales.
Para confirmar lo dicho por Darío, de que “Hay poesía en nuestra América desde los viejos tiempos de Nezahualcóyotl, trasplanto de “La historia de la conquista de México”, de Prescott, algunas poesías de poetas mexicanos precolombinos para deleite del lector.
CANTARES MEXICANOS
Vuestro hermoso canto: ¡oh dorado pájaro cascabel!, lo eleváis muy alto. Estáis en un cercado de flores. Sobre las ramas floridas cantáis. ¿Eres tú acaso, un ave preciosa del dador de la vida? ¿Acaso tú al dios has hablado? ¿Habéis visto la aurora, y os habéis puesto a cantar? Aquí en la tierra es la región del momento fugaz. ¿También es así en el lugar donde de algún modo se vive? ¿Allá se alegra uno? ¿Hay allá amistad? ¿O sólo aquí  en la tierra hemos venido a conocer nuestros rostros?Ayocuan.
¿Son acaso verdaderos los hombres? ¿Mañana será aún verdadero nuestro canto? ¿Qué está por ventura en pie? ¿Qué es lo que viene a salir bien? Aquí vivimos, aquí estamos, pero somos indigentes, ¡oh amigo! Si te llevara allá, allí si estarías en pie” Cuautencoztli.
En verdad, apenas vivimos amargados por la tristeza. Con mi canto ahuyento la tristeza” Motenehuatzin
¿Dónde andabas, oh poeta? Apresura ya el florido tambor, ceñido con plumas de quetzal entrelazadas con flores doradas, tú darás deleite a los nobles, a los caballeros águilas y tigres.¿Es esto quizás lo único verdadero en la tierra?” Tecayehuatzin.

El consejo de Música
“Había un tribunal extraordinario llamado consejo de música – cuenta Prescott–, pero difiriendo de lo que expresaba su nombre, estaba consagrado al fomento de las ciencias y las artes, siendo preciso someter a su juicio las obras de astronomía, cronología, historia u otra cualquiera ciencia antes de publicarse. Tal poder censorial era de importancia, sobre todo para el ramo de la historia, en el cual la espontánea mutación de la verdad, era un crimen capital. Este cuerpo, que se formaba de las personas más instruidas del reino, sobrevigilaba todas las producciones del arte y de las más hermosas manufacturas, decidía sobre la aptitud de los profesores en los varios ramos de la ciencias, sobre la fidelidad de la enseñanza que recibían los discípulos, cuya falta se castigaba severamente, y estableció los exámenes de éstos. En una palabra, era un Consejo General para dirigir la educación del país. En determinados días recitaban los autores delante de esta corporación sus composiciones históricas y poemas que trataban de la moral, o de asuntos tradicionales. Había asientos para las tres testas coronadas del imperio: Tetzcoco, México y Tlacopan, quienes deliberaban con los otros miembros sobre el mérito de las piezas, y distribuían valiosos premios entre los competidores que lo habían merecido”.
“Tales son las maravillosas descripciones que se nos han trasmitido de esta institución, que ciertamente no era de esperarse entre los primeros habitantes de América.  Parece que fue calculada para dar una idea más alta del refinamiento de aquellos pueblos, que la que proporcionan los nobles restos arquitectónicos que cubren todavía algunas partes del continente. La arquitectura es hasta  cierto punto un deleite de los sentidos, empero la institución de que se trata, es prueba de un refinamiento todavía mayor: era un lujo literario; y argüía la existencia de un buen gusto en la nación que buscaba los placeres puramente intelectuales”.
“La influencia de esta academia debió haber sido más provechosa para la capital Tetzcoco, que se convirtió en cuna, no sólo de aquellas ciencias que podía alcanzar la literatura de la época, sino también de varias artes útiles y de lujo. Sus historiadores, poetas y oradores, eran célebres en todo el país. Sus archivos para los cuales había comodidad bastante en el palacio real, estaban provistos con los anales de las edades primitivas, su idioma, más culto que el mexicano, era indudablemente el más puro de todos los dialectos nahuatlacos; siendo en el que se componían las mejores producciones de la raza nativa. Tetzcoco podía gloriarse de ser la Atenas del mundo occidental”.
“Entre los más ilustres de sus bardos se encontraba al mismo emperador, Nezahualcóyotl. Algunas veces apareció como competidor ante aquella academia donde tan a menudo tomaba asiento como censor. Muchas de sus odas se transmitieron a las generaciones posteriores, y aún acaso se conservan en algunos de los empolvados archivos de México o España. El historiador Ixtlilxóchitl ha dejado una traducción de algunos de sus poemas, más no es fácil vertírlos en la rima inglesa sin que el perfume del original se disipe”.
En el lamento del bardo Tetzcocano (Nezahualcóyotl) hállase mezclada una filosofía epicúrea, que pretende aliviar el temor de lo futuro con los goces del presente: “Aleja toda inquietud – decía –, si hay límite para el placer, la vida más triste debe también tener fin. Teje, pues, la guirnalda de flores, y entona tus cantos de alabanza al Dios todopoderoso, porque la gloria de este mundo pronto desaparece. Regocíjate en la agradable frescura de la primavera, pues día vendrá en que en vano suspires por estos placeres”.
Profético: “Cuando el cetro haya pasado de tus manos, tus servidores vagarán desolados en tus patios: tus hijos y los hijos de tus nobles apuraran las heces de la amargura; y toda la pompa de tus victorias y triunfos vivirá únicamente en su memoria”. ¿Vaticinio de la llegada de los españoles?
Aquí se recuerda algún pasaje de Proverbios o de Eclesiastés: “Sólo el recuerdo del justo no se borrara de las naciones; y el bien que hayas hecho, siempre vivirá en tu honor”.
Filosófico: “Los goces de esta vida, sus glorias y sus riquezas no son sino prestadas: su esencia no es sino una sombra ilusoria; y las cosas de hoy cambiarán a la llegada del día de mañana. Así pues, coge la flores más hermosas de los jardines para ceñir tu frente, y disfruta de los placeres de lo presente antes de que perezcan”.
“Esto sentimientos bastantes comunes –dice Prescott–, están expresados con una belleza singular por el poeta inglés Robert Herricks, y acaso con mayor hermosura por el francés Jean Racine. Es interesante ver bajo qué diferentes formas está desenvuelto el mismo concepto por diversas razas y en distintos idiomas.
Por lo corto del ensayo, quedan sin ser citados poemas de los poetas Ixtlilxochitl, Tecayahuatzin, Xayacamach, y Tlapalteuccitzin. Todos impregnados de una musicalidad y belleza incomparables, lo mismo que profecías mayas.
Es una lástima que estas cosas pasen ignoradas por nuestra juventud, ya que también las ignoran nuestros “Ministros de ignorancia pública”, colocados en ese puesto por políticos y no por capacidad intelectual.
Está claro que, para nutrir nuestro espíritu, para saber quiénes somos y de dónde venimos, son necesarias dos cosas vitales: tener vocación, apetito de luces, ansia de saber, y buscar la luz fuera de las tinieblas de nuestras fronteras, porque a este país si se le busca una semejanza, sólo la encontraremos en “la caverna platónica”.

LA FILOSOFIA
La última puñalada asestada a la educación se la dio un cafre llamado Humberto Belli durante la funesta presidencia de Violeta Barrios al defenestrar la filosofía de las universidades.
En el dialogo platónico “El Banquete”, dice Pausanias en su intervención: “Entre los bárbaros debido a las tiranías está prohibida la filosofía, ya que no le conviene a los gobernantes que se engendre en los gobernados una sociedad sólida”.
Hace pocos días oía hablar en la TV de filosofía a un profesor de la universidad de Oxford, solamente en este desventurado país, una señora elevada al solio presidencial por la voluntad de los norteamericanos de deshacerse del sandinismo, conocida por su hablar pintoresco e hilarante, pudo nombrar como ministro de educación a un troglodita solo por el mérito de ostentar un apellido exótico, pero con un magín árido de inteligencia, y lo preocupante es, que, el producto de este hotentote que nos ha hecho retroceder a las cavernas, aunque ya nadie lo tome en cuenta, los gobiernos subsiguientes no se han ocupado de enmendar el entuerto, y los comerciantes de la educación dueños de universidades, igual.
“No hay ciencia más digna de estimación que la filosofía – nos dice el estagirita en su Metafísica –, porque debe estimarse más la más divina, y esta lo es en un doble concepto. En efecto, una ciencia que procede de Dios y que trata de las cosas divinas, es divina entre todas las ciencias, y solo la filosofía tiene este doble carácter. Dios es la causa y el principio de todas las cosas, y solo Dios, puede poseer una ciencia semejante. Todas las demás ciencias tienen más relación con nuestras necesidades que la filosofía, pero ninguna la iguala”. “La filosofía, según Nietzsche, es el arte de la transfiguración”, transfigura al hombre.

LA EDUCACION
“Dondequiera que la educación ha sido desatendida, el estado ha recibido un golpe funesto” asegura Aristóteles.
Que la educación en Nicaragua está a ras del suelo, lo escuchamos a diario de boca en boca de eminentes doctores en pedagogía.  Las estadísticas anuales lo confirman.  El poco amor al estudio, las drogas, las discotecas, la rebeldía de la juventud, la falta de respeto a padres y profesores, son factores que nos están llevando a un caos moral e intelectual.

LA EDUCACION VISTA POR BOLIVAR
“El gobierno forma la moral de los pueblos, los encamina a la grandeza, a la prosperidad y al poder. ¿Por qué?, porque teniendo a su cargo los elementos de la sociedad, establece la educación pública y la dirige. La nación será sabia, virtuosa y guerrera, si los principios de su educación son sabios, virtuosos y militares; ella será imbécil, supersticiosa, afeminada y fanática, sí se le cría en la escuela de estos errores. Por esto es que las sociedades ilustradas han puesto siempre la educación entre las bases de sus instituciones políticas. Las naciones marchan hacia el término de su grandeza, con el mismo paso con que camina la educación. Ellas vuelan, si ésta vuela, retrogradan, si retrograda, se precipitan y hunden en la oscuridad, si la educación se corrompe, o absolutamente se abandona”.
En Nicaragua la educación  se ha  convertido en un negocio propio de verduleras y de cantineros con fines de lucro.
Si algún lector no encuentra ilación entre el tema original que me propuse combatir y el resto de mis exposiciones, espero habrá quienes sepan atar cabos sueltos, y comprender que, uno de los caminos que conducen a la dislocación, es la aberrante pero justa indignación. De todas maneras, es también de esperar que hayan estetas que se deleitarán con las estampas históricas y poéticas, que al igual de las heracleidas griegas me he atrevido a exponer, no sin la natural timidez de no ser comprendido por quienes solamente estiman el talento de los charlatanes profesionales calificados y aceptados más por su posición social que por su numen.
Cuando el Dr. Arellano dice: “Los hispanoamericanos todavía no podemos enseñar al mundo en nuestro cielo constelaciones en que brillen los Poe, Whitman y Emerson”, pareciera que, afectado de alzheimer, olvida que en el capítulo de Nicaragua tenemos un trío pánico capaz de endulzar con su flauta hasta los oídos del Sátiro sordo: el malinchista Enrique Peña Hernández con sus odas lacayanas a España; Pablo Antonio Cuadra con su monumental obra “Cantos de Cifar”, al poeta carpintero Pedro Pablo Espinoza con su magna creación “Mi mujer es una prostituta”,  y a pancho madrigal.

Epilogo

Las raíces de nuestro problema no estriba en que no hemos tenido un Poe, un Whitman, ni un Emerson, radica en que en Nicaragua no hemos tenido un Martí, un Rodó, un Jorge Icaza, un Ciro Alegría, ni un filósofo como el mexicano Leopoldo Zea, verdaderos creadores que se han ocupado de los problemas vernáculos de sus países, y, en general, de la problemática de América latina. Separados políticamente de España, intelectualmente se siguió apegados a ella, cosa que no hicieron los escritores norteamericanos e hindúes respecto a Inglaterra. Los intelectuales de este país, integrados por lo que Jean Paul Sartre llama “burguesía de hojalata”herencia colonial, tienen, hasta hoy, el cordón umbilical unido a la Península, y su cerebro también, pretendiendo uncir al pueblo a igual yugo. Su cerebro no funciona si no es dirigido por un gachupín de la obsoleta Real Academia Española, no son creadores.  La lengua inglesa no tiene academia, y funciona mejor que la española.
Cuando Darío, citado por Arellano exclama: “No, no están desposeídos esos fuertes hombres del Norte del don artístico. Tienen  el pensamiento y el ensueño. Allá, donde la mayoría se dedica al culto del dólar, se desarrolla una minoría de innegable excelencia. Entre esos millones de Calibanes nacen los más maravillosos Arieles.”
Desde el punto de vista tanto ético como estético, tal afirmación es inadmisible, dicho discurso, elaborado con lenguaje paralógico, no puede ser aceptado por seres cuyos cerebros y corazones no dan albergue a dos elementos contrarios. Calibán y Ariel son antípodas. El memorial de crímenes cometidos por los grupos de poder en contra de la humanidad dentro y fuera de los Estados Unidos, es infinito.
Para conocer la verdad sobre el  Calibán norteño, no hay que escuchar únicamente el léxico romántico con que es juzgado por Darío, la verdad escueta, londa y lironda, nos la dice un hijo de ese país. Escuchemos a Mark Twain: “ Fui reportero de prensa de una legislatura en dos sesiones , y de una sesión del congreso, con lo que aprendí a conocer personalmente tres muestras de las mentes más romas, de las almas más egoístas, y de los corazones más cobardes que Dios crea. Quizá pudiera demostrarse con datos y cifras, que no hay una clase criminal norteamericana positivamente nativa, como no sea el congreso”.
En el país del dólar, la inseguridad en que se vive no atañe solamente al ciudadano común, cuatro son los presidentes asesinados por poderosas mafias y cuyos crímenes, a excepción del de Lincoln han quedado impune: Abraham Lincoln, 1865; James Abraham Garfield, 1881; William Mac Kinley, 1901; y John Fitzgerald Kennedy, 1963; a los que deben agregarse los del hermano de Kennedy que ya había ganado las elecciones primarias en la Florida y el de Martin Luther King. El Ku-Klux-Klan aún impera en los Estados Unidos.





Escritor autodidacto
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                                                            Managua 2 de Marzo 2015